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EDIFICIO QUATRO

BAQ 2016
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO
ECUADOR
OMAR CHAMORRO CRUZ

La ordenanza municipal determina una cantidad de metros cuadrados destinados a espacio comunal dentro de cada edificio de vivienda en la ciudad de Quito. Esta regla ha generado una serie de elementos positivos en la forma que vivimos colectivamente. Sin embargo, al cuestionar tanto el significado de comunal y las ventajas de adoptar nuevos sistemas de habitar en sociedad, el proyecto se desarrolló en base a la siguiente hipótesis: ¿qué tipo de ciudad tendríamos si cambiamos la palabra “comunal” por la palabra “público”?

Público vs. Comunal

El proyecto adopta la idea de lo público como un objeto disponible para todos, y que su uso no evite ser utilizado por otra persona. El bien común en cambio, si bien está disponible para todos, su uso evita ser utilizado por otros. Esto quiere decir que, no es suficiente eliminar los límites del terreno para generar espacio público, sino, debemos considerar qué elementos pueden hacer que este espacio deje de ser útil para otras personas. El principal enemigo en este caso es otra construcción social: la idea de programa. Definir un espacio programáticamente evita que sea utilizado de otra forma por otras personas. El espacio de la nada, del juego y el placer son los que deben primar.

La ciudad, de esta manera, está viviendo un desarrollo que alaba lo privado, disfrazando lo comunal y reduciéndolo cada vez más dentro de los límites que generan los cerramientos en los barrios de Quito.

Crítica al espacio

¿Cómo hablar de espacio teniendo conocimiento de sus diversas interpretaciones?. Se han desarrollado más de 100 definiciones de espacio desde 1900, muchas de ellas contradictorias y excluyentes (por ello siento necesario tachar la palabra espacio, ya que es necesaria para explicar mis argumentos, mas no es lo suficientemente específica para entenderse por si misma). Pero, ¿existe acaso una manera de sacar provecho de esta incongruencia? Habiendo definido la naturaleza del edificio en relación a su entorno, es decir, una definición de espacio como contexto político, humanista, es necesario ponerla en tensión con otra definición de espacio, como elemento imaginario, idealista, basada en la geometría y el entendimiento del mundo tridimensional. Así el proyecto se diseña a partir del espacio, pero los dos son contradictorios y excluyentes, criticando la forma en la que tomamos a la ligera dentro de nuestros discursos arquitectónicos una palabra que lamentablemente se ha convertido en un cliché.

El bloque superior, separado de la tierra, se desarrolla a partir de una lógica tridimensional y de un proceso que no reconoció planta o corte. Así, fue imperativo eliminar la jerarquía semántica que generan las columnas en el espacio, resaltando las vigas como ordenadores y separadores del espacio. El mueble fijo, masa necesaria en la vida cotidiana, tomó parte en el control de las proporciones del proyecto, al punto de terminar formalizándose como la trama abstracta de la cual nació.

Al final, el proyecto duda, critica y propone. Tanto ciudad como vivienda.

 

 

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