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EL PROCESO DE DESINTEGRACIÓN DE LOS SITIOS HISTÓRICOS DE LA CD DE MÉXICO EN S.XX

03 PORTADA

BAQ 2012
CATEGORÍA TEORÍA HISTORIA Y CRÍTICA DE LA ARQUITECTURA EL URBANISMO Y EL PAISAJE
MÉXICO
PATRICIO SÁNCHEZ

Todos los edificios y monumentos históricos son sujetos de estudio para su restauración y conservación. Considerar un adecuado estudio del entorno urbano para la intervención de estos monumentos, es hacer énfasis no solo en la investigación de los inmuebles como contenido de los sitios históricos, también es necesario saber cómo hemos conservado o modificado estos sitios, que es lo que aún existe de ellos y si es posible identificar, a través de la investigación, los elementos originales que los conformaban.

Enfocando este concepto al tema que nos ocupa, el proceso de la desintegración de los sitios históricos de  la Ciudad de México durante el siglo XX fue producto de una serie de causas que derivaron en una deficiente planificación urbana, que no consideró como prioridad el controlar, ordenar y planificar correctamente el crecimiento desmesurado de la  ciudad   con  su  consecuente  problemática,   esto  dio   lugar  a  un   crecimiento desordenado de la mancha urbana y la creación de grandes redes viales para poder comunicarla adecuadamente, pero sin conceder importancia a los sitios históricos que fueron seccionados por esas amplias vialidades creadas con el fin de unir los distintos destinos de la gran ciudad.

Los Sitios Históricos de la Ciudad de México son aquellas poblaciones mesoamericanas asentadas generalmente a la orilla de los lagos de la cuenca de México, que por sus características e importancia sobrevivieron a la conquista de los europeos, en otros casos, los invasores extranjeros aprovecharon esos antiguos asentamientos para fundar nuevas poblaciones. Todos sus antiguos habitantes fueron obligados a reconstruir la ciudad y quedaron sujetos a los trabajos de las diversas encomiendas creadas por los españoles.

A través del tiempo, estas poblaciones se consolidaron generalmente alrededor de los núcleos religiosos construidos por los frailes europeos sobre las ruinas de los antiguos templos autóctonos, en el centro de los asentamientos. Cada villa o poblado fue adquiriendo una forma particular en su traza urbana según las condiciones físicas del terreno, circunstancias topográficas o hidrológicas definieron sus manzanas, calles, plazas, paseos y acequias.

Las características y dimensiones de estas poblaciones se mantuvieron casi constantes a lo largo de más de tres siglos, pues cubrían las necesidades de sus habitantes en su ir y venir de la vida diaria. Así, cada uno de estos poblados era reconocible por innumerables hitos ubicados en el entorno urbano, fuentes, pórticos, ermitas, puentes, que se encontraban inmersos en cada población y que, en conjunto con las casas y edificios civiles y religiosos fueron definiendo la traza urbana de aquellas.

El planteamiento de este trabajo va enfocado a asegurar que, a pesar de todas las inconveniencias anteriores, sin pretender romanticismos o querer revivir tiempos antiguos, nuestros sitios históricos aún son rescatables.

En el peor de los casos como es el de Tacubaya, caso extremo de desintegración provocado por la urbanización de nuestra ciudad, como podrá observarse en el desarrollo del trabajo, aún conserva la mayor parte de la traza de su sitio histórico y sus desmembradas  partes  podrían  volver  a  insertarse  en  un  entorno  urbano  digno  y apreciable.

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