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PRAÇA NO LAJEADO

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BAQ 2012
CATEGORIA DISEÑO URBANO Y ARQUITECTURA DEL PAISAJE
BRASIL
CÉSAR SHUNDI, ANITA FREIRE, GUILHERME PETRALA

Ubicado en el distrito del Lajeado, extremo este de la ciudad de São Paulo, la cancha de fútbol entre las calles João Carrasco y Itaperaba Açu fue construida en 2004 por movilización de los habitantes después de la canalización del rio que existía allí.  Aunque precario, el espacio se tornó el local oficial de los campeonatos disputados en la comunidad y su mejora implicó una reivindicación constante de los moradores a lo largo del tiempo.

Coordinado por el Instituto Sou da Paz, el proyecto de reforma de la plaza en Lajeado constituye un buen ejemplo de asociación entre los poderes público y privado para la recalificación de espacios públicos en la cuidad. Además de la mejora en la calidad ambiental de las plazas, el objetivo del trabajo era desarrollar un proceso de unión entre los habitantes, utilizando las discusiones acerca del futuro del espacio como herramienta para la construcción de nuevas relaciones entre los diversos actores sociales de la comunidad: el grupo del fútbol, las madres (quienes ya habían organizado la biblioteca del barrio), la iglesia, el rap.

Se puede decir que el proyecto de arquitectura hizo parte de un proceso más amplio, precedido por un cuidadoso trabajo de elección de los locales de actuación y por la demorada aproximación entre habitantes y educadores por medio de eventos culturales y deportivos. A través de asambleas entre habitantes, arquite-ctos y educadores, fueron organizadas discusiones para la comprensión de las necesidades locales.

La cancha – ahora plana, rectangular y más grande – fue mantenida en el centro de la plaza, circundada por graderíos, vallas y muros capaces de ajustar el espacio a la topografía accidentada del barrio. Al mismo tiempo en que definen un recinto suficientemente protegido para la práctica del fútbol, estos elementos fueron estratégicamente dibujados para crear aberturas oportunas y generosas, de modo que se pueda abrir el espacio para el acontecimiento de actividades distintas.

Las aceras, que anteriormente no existían, crearon pasajes en continuidad con los diversos caminos del barrio – calles, esca-leras e callejuelas – permitiendo que el proyecto asimilara los trayectos peatonales pre-existentes y se conviertiera en un local de convivencia en los tramos equipados con bancos e mesas, espacios más anchos cuidadosamente posicionados frente a bares u otros puntos de encuentro.

En las extremidades de la plaza, garantizando identidad a cada uno de los locales de acceso, fueron posicionados el parque de recreo y un espacio propicio a usos diversos, un piso plano, abierto y protegido por una cobertura – estructura de acero, madera y tejas translucidas – que también se vuelve a la cancha de fútbol como una tribuna cubierta o un palco.

El proyecto de paisajismo creará sombra para las áreas de recreación e estar, y además añadirá unidad y carácter para el espacio de la plaza. Orientada por profesionales, su implantación fue realizada por medio de trabajo colectivo que envolvió los propios habitantes y utilizó plantas fornecidas por la municipalidad; esto se debió tanto por la viabilidad de ejecución cómo por el carácter simbólico de esa actividad.

Al final de la construcción, la programación del proyecto previó dos años más de actividades, cursos y eventos junto a la comunidad local, dando continuidad a el proceso iniciado con el proyecto arquitectónico de la plaza.

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