BAQ 2020
PREMIO PANAMERICANO | VIVIENDA UNIFAMILIAR
MÉXICO
Autor/es: BAAQ´ Alfonso Quiñones
Colaboradores: Mara Aquilar, Daniela Tostado, Christian Godoy, Carlos Medina, Jalil Miguel, Alfonso Sodi, Gerardo Reyes Retana, Itzae Carrasco, Mario Conde
UBICACIÓN: Puerto Escondido, Oaxaca. México
AÑO: abril 2019
ÁREA: 250 m²
Casa Naila se encuentra en una punta, con dos frentes hacia la costa del Pacífico. Cuenta con una plataforma de concreto la cual eleva el suelo por encima del nivel de la arena; el patio es en forma de cruz y tiene cuatro volúmenes de siete metros de altura, con un techo inclinado que enmarca las vistas al mar. La estructura de madera cubierta con una piel de hueso de palma forma un panel de dos capas que protege el interior pero que permite vistas, luz natural y ventilación cruzada. El ángulo y la separación de los volúmenes permiten vistas al mar desde cualquier habitación y, aunque es simple, el esquema logra una integración formal entre el paisaje de roca y la playa.
Al ubicarse en una playa popular donde a las familias locales les gusta pasar el día, era importante hacer que se sienta parte del sitio por lo que no tiene ninguna cerca perimetral ni puertas que encierren el patio a la playa. La estrategia ha resultado positivamente ya que permite a los habitantes el contacto directo con la playa, mientras que los visitantes de la playa son bienvenidos a utilizar la piscina o terraza, algo que sucede periódicamente a satisfacción de los propietarios.
Nombrada en honor a una canción tradicional, Casa Naila honra a Oaxaca, explorando nuevas posibilidades de cómo habitar la playa respetando el orden natural y social de la misma, utilizando materiales de la arquitectura rural de Oaxaca. El uso de hueso de palma es una técnica tradicionalmente utilizada en cabañas de playa informales, la cual fue adaptada a las técnicas de construcción vernácula. Su uso aporta transparencia y permeabilidad permitiendo la ventilación cruzada y vistas al exterior sin necesidad de ventanas. Los suelos hechos con arcilla y tierra proporcionan comodidad térmica a los huéspedes y dan un aspecto natural y fresco a los espacios interiores. Cuando la casa está habitada, los paneles de hueso de palma se abren, formando dos tonos por encima de la terraza en la que, según el sol, los muebles se pueden mover para dar sombra. Al igual que en la cultura oaxaqueña, la cocina juega un papel importante y la estufa está construida a base de arcilla como en la vivienda tradicional rural.
Este proyecto pertenece a un sitio particularmente hermoso y culturalmente rico, por lo que su desarrollo presentó un reto y una gran responsabilidad. A través de la arquitectura, queríamos permitir que el habitante experimentara esta playa única en la costa del Pacífico, utilizando elementos naturales como herramientas para hacer la casa sencilla y elegante. La casa también es diferente al esquema típico ya que no es una casa exclusiva, sino que trata de ser inclusiva en el uso del espacio exterior. Al final, el resultado es un espacio que logra uno de los propósitos más nobles de la arquitectura: experimentar un vínculo entre el habitante y el sitio, y sobre el que nos sentimos muy satisfechos.