BAQ 2020
PREMIO MUNDIAL | HÁBITAT SOCIAL Y DESARROLLO
MEXICO
AUTORES: Arq. Francisco Pardo, Arq. Iván Saucedo, Arq. Karen Burkart, Arq. Daniel Castillo, Arq. Eréndira Navarrete, Arq. Gustavo Vargas, Arq. Jesús Manjarrez, Arq. Juan Gutiérrez, Arq. Sofía Rodríguez.
Dentro del marco de la reconstrucción del sismo, por petición de la Fundación Pienza Sostenible y Love Army México, en el poblado rural Ocuilan de Arteaga, diseñamos la casa para la Familia Guzmán. Cuando los conocimos, en su terreno de 75m2 había una construcción precaria de madera no aislada a la intemperie de unos 5 por 4 metros con piso de tierra donde dormían Karina, su esposo Miguel Ángel y sus Hijas Annette y Alix. La construcción que sufrió daños irreparables en el terremoto del 19 de septiembre, estaba cubierta con lámina y anexa a esta se encontraba una letrina con cortina de tela que se usaba de baño para todas las construcciones del terreno familiar (5 construcciones, 9 miembros)
Discutimos el programa de necesidades con la familia, qué necesitaban y qué les funcionaba. Lo primero que nos explicaron es que el terreno familiar (400 m2) estaba dividido en cinco partes, es decir, la finca original de la familia se había dividido entre los cinco hermanos, quedando sólo una parte del total para poder edificar su casa, compartiendo espacio libre con las otras construcciones.
Lo primero fue entender que, si construíamos una casa de una sola planta, es decir 49m2 en un terreno de 75m2, dejaríamos sin área libre a la familia, decidimos hacer la casa en dos pisos minimizando el desplante a 24.5 m2. Esto también nos permitía generar una terraza en el tercer piso donde se observa todo el pueblo, la milpa inmediata y los volcanes de los alrededores, haciendo de la azotea un espacio íntimo de la familia.
Tratamos de entender la manera específica de vivir de la familia. Nos solicitaron dos cuartos, una pequeña estancia y una cocina de leña en el exterior, cubierta de ser posible.
Observando la dinámica de la familia entendimos que la relación con el exterior es muy importante, Karina cocina con leña, al aire libre mientras las niñas juegan en el campo, esto nos hizo pensar en la cocina como eje central de la casa, el lugar donde se ve todo, mientras Karina cocina, puede estar viendo el campo, interactuando con su familia y vecinos, y viendo a las niñas.
También entendimos que el baño, -a diferencia de lo que estamos acostumbrados cotidianamente en la vivienda occidental y contemporánea- era mucho más funcional que estuviese afuera de la casa, independiente, ya que es un baño que funciona no solo para la familia, si no para miembros de las otras construcciones vecinas. Nos pareció interesante la idea de minimizar gasto en instalaciones y compartir la capacidad entre las varias construcciones de la finca familiar.
Con estos pequeños puntos de las costumbres de Karina y su familia pudimos diseñar una casa de 49m2 sin perder terreno útil para plantar árboles y generar la escala suficiente para las vistas del sitio. También se permite un espacio más de crecimiento a la familia, pudiendo tener un cuarto más en la azotea.