BAQ2020
PREMIO PANAMERICANO | INTERVENCIÓN EN ESPACIO PÚBLICO Y/O COLECTIVO
ECUADOR
JARAMILLO VAN SLUY ARQUITECTURA Y URBANISMO
Arq. Esteban Jaramillo Arq. Christine Van Sluys
COLABORADORES:
Cristina Miño
Gabriela Naranjo
Francisco Trigueiros
Andrés Velastegui
David Rivadeneira
Sebastián Crespo
Freddy Bonilla
La Plaza Huerto San Agustín teje temporalidades en un nuevo espacio para la convivencia y la vida pública en el CHQ. Pensada desde el uso doméstico, cotidiano y desde la historia del lugar, la plaza desvela en las decisiones de proyecto las marcas de diferentes épocas, sin dejar de atender a las demandas de su tiempo.
Se priorizan cuatro acciones: la generación de nuevas relaciones espaciales a escala humana, la incorporación de áreas verdes, la integración al paisaje urbano y la legibilidad del palimpsesto urbano.
La liberación del edificio del ex registro civil (1964-2015), que ocultaba por completo la vista del conjunto patrimonial del Convento San Agustín, expone el muro de contención revestido en piedra con más de 8 metros de altura. La pérgola metálica contribuye a la transición de escala entre el muro y el peatón, y aloja actividades en planta baja. La gran celosía crea una fachada al volumen de escalera, remanente del antiguo edificio. El diseño de piso, reinterpreta el grafismo de líneas a 45º de los planos históricos, rememorando el antiguo huerto de los agustinos que unía las dos manzanas a norte y sur del eje de la calle Mejía. El mismo patrón coincide con el existente en el atrio de la iglesia del convento, reforzando diferentes conexiones con el lugar. Las zonas verdes y fuentes de agua se integran al diseño de piso en piedra volcánica negra y andesita en dos tonos de grises.
La pacificación de la calle, permite la conexión visual del eje de la calle Mejía y que la plaza se extienda de paramento a paramento, mejora significativamente el ancho de la acera en el lado norte y reduce la velocidad vehicular. La compleja articulación de los niveles, se soluciona mediante una acera continua que acompaña la pendiente existente de la calle y conecta las cuatro plataformas que vencen el desnivel de casi cinco metros entre la cota más alta y la más baja de la plaza, contribuyendo a la accesibilidad universal.
A partir del principio de que el espacio público también educa, se incorporan elementos didácticos: el mural de placas diseñadas a partir de los planos históricos, describen las transformaciones urbanas del sector; los juegos de equilibrio para niños hacen alusión a la crónica sobre “la lagartija que abrió la calle Mejía” en el siglo XIX, los apliques en bronce en el piso marcan la línea de fábrica en memoria al edificio del ex registro civil (1964-2015) y finalmente la escultura a escala humana de San Agustín camina como uno más, entre los visitantes de la plaza.
La Plaza Huerto San Agustín recupera el vacío existente en la trama urbana del siglo XVIII, el huerto privado del convento, y lo reinterpreta en un espacio público inclusivo para el siglo XXI. El proyecto busca cautivar al peatón, sensibilizar el ciudadano frente a la narrativa compleja de la historia viva de la ciudad y generar espacios de estancia que se convierten en soporte para desarrollo de la vida.
