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TECHNOLOGY CENTER VITRO FAMA

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BAQ 2020
PREMIO PANAMERICANO | INTERVENCIÓN EN ARQUITECTURA NO PATRIMONIAL
MÉXICO

Autor/es: Lenoir & Asociados / Alexandre Lenoir / Ramon Garduza / Jose Ma. Perez
Colaboradores: Eduardo Gámez, Alejandro Báez, Hector Banda, Juan Carlos Avalos, Gustavo Peña, Sarai Garza, Helena Hervi, Fotografía: Eduardo Alarcón.


Actualmente, Monterrey está en un momento trascendente de su historia industrial, renovarse o morir. Las nuevas necesidades de la ciudad obligan a una transformación radical del medio laboral, tanto en sus procesos de manufactura, administración, ambientes laborales, su relación con la ciudad y hoy más que nunca con la naturaleza.

Las nuevas normas y estándares mundiales exigen reformas profundas.

La vocación industrial de esta metrópolis regia demanda nuevos objetivos que permitan lograr una auténtica sustentabilidad.

Está demostrado que tanto el urbanismo como la arquitectura marcan la calidad de vida de sus habitantes, así como el nivel de felicidad de los

que la viven.

Mejores ciudades con mejor calidad de vida, igual a ciudadanos más felices.

Las grandes empresas que le han dado la gloria a Nuevo León deben aplicar una metamorfosis en sus métodos de fabricación, así como, en sus instalaciones. Hoy tienen la gran oportunidad de transformar este entorno y encontrar el equilibrio que tanto se requiere como lo está haciendo Vitro Fama con el Technology Center.

La composición de este proyecto nace de un concurso de ideas convocado por Grupo Vitro para transformar el conjunto de Fábrica de Máquinas (FAMA).

Las diferentes piezas que lo conforman se articulan alrededor de un gran parque-plaza.

Los edificios de este campus industrial incluyen parte de la manufactura, las oficinas generales, un centro de diseño, servicios para los colaboradores y un centro de usos múltiples.

El proyecto se realizará en fases, iniciando con la reestructuración y transformación del edificio administrativo, el cual consta de una superficie construida de 8,000m2.

Dadas las nuevas necesidades y las precarias condiciones del edificio, se decidió despojarlo completamente de todos sus elementos, conservando sólo su estructura y exponiendo las columnas y losas sin revestimiento.

A partir de esto, se comenzó a distribuir el nuevo programa adecuando los diferentes entrepisos para lograr espacios iluminados y abiertos tanto al interior como al exterior.

Para mantener un diálogo entre las diferentes partes del proyecto, se decidió mantener el aspecto industrial de su arquitectura. Se trabajó las fachadas con un recubrimiento cerámico ventilado y quiebrasoles para la protección solar y el control de las vistas.

Los interiores se trabajaron abiertos adaptándolos a un nuevo sistema de trabajo, colaborativo, eficiente y flexible. Se optó por mantener la estructura original, mostrar toda su nueva técnica y resolver con pocos elementos las divisiones y distribuciones para mantener una clara lectura de los diferentes espacios.

La plusvalía de la arquitectura en este nuevo entorno laboral logra integrar la parte administrativa y prolonga la vida útil de la construcción existente.

El edificio se integra a su entorno y retoma sus funciones con una renovada identidad arquitectónica del siglo XXI.

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