BAQ 2012 |
CATEGORÍA REHABILITACIÓN Y RECICLAJE |
MÉXICO |
HONORATO CARRRASCO, VÍCTOR RAMÍREZ |
La Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México es sin lugar a duda privilegiada, no solo por la calidad en su enseñanza, sino también por su historia y posición dentro de la Ciudad Universitaria, enclavada en el corazón del máximo recinto cultural de nuestro país, recientemente designado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La obra original fue proyectada por el notable arquitecto y maestro José Villagran García, en un conjunto que comprendía el edificio principal con un teatro y un museo de ciencias y artes, así como un grupo de ocho pequeños edificios-taller que dialogan entre sí y con el resto del campus y a la vez configuran plazas, patios y andadores, para el tránsito y estar de los universitarios. Años después, el conjunto se complementó con una crujía de cuatro niveles en sentido Oriente-poniente, en lo que eran las postrimerías de las obras del maestro Villagran; Menos afortunado que el resto del conjunto, esta obra cerró lo que se convertiría en el patio principal del grupo de edificios originales y es ahí donde se ubica la obra de rehabilitación que nos ocupa.
El Centro de Cómputo «Augusto H Álvarez» se localiza en la planta baja de éste edificio, colindante por un lado con el patio central y por el otro lado con los edificios taller y sus jardines; De planta libre, en una crujía de pórticos modulados en entre-ejes rectangulares, dotada de una fachada acristalada y de generosa altura.
Las crecientes necesidades derivadas del incremento de la población estudiantil, de la mano del rápido cambio en los sistemas de expresión gráfica digital, habían dejado obsoleto e inoperante el Centro de Cómputo con el que contaba la Facultad para afrontar sus cursos y asignaturas de diseño asistido por computadora. Es por ello que se tomó la decisión de activar un proyecto y obra que permitiese incrementar la atención y calidad de los cursos que se impartían.
El reto consistió, pues, en lograr duplicar la cantidad de alumnos atendidos en la misma área, además de mejorar la calidad en la forma y tecnologías para desarrollar los cursos, buscando la posibilidad de creer y decrecer las aulas dependiendo de la demanda para cada asignatura; Para ello se optó por utilizar la modulación estructural original, ubicando aulas rectangulares por cada entre-eje existente, con la posibilidad de sumar dos de estas unidades a través del uso de muros móviles sonó-acústicos para un total de ocho aulas chicas o cuatro grandes, con todas sus variantes intermedias.
Las divisiones se resolvieron en una serie de mamparas solidas de MDF, colocadas sobre bastidores metálicos que en un sentido hacen las divisiones entre salones a veces fijas y en otras ocasiones como muros móviles; estas mamparas son, a la vez, la barrera que aísla con el pasillo de acceso, y son una serie de puertas que logran hacer un solo paño entre si y que crea una doble piel que protege de la complicada orientación poniente.
Como parte de la solución, destaca el rescate del mural pre-existente en el muro cabecero, que se encontraba en un deplorable estado de abandono y que mediante esta intervención, retomo parte de su historia y presencia.
Finalmente es de destacar el cuidado que se tuvo en controlar los asoleamientos, con películas opacas y persianas que permiten mitigar y controlar la luz en las aulas, para el necesario uso de proyecciones en las dinámicas de cada curso; Ello se complementa con trenes de iluminación de leds de última generación y que permite consumos mínimos de energía eléctrica.