BAQ 2012 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
ECUADOR |
VICENTE GAIBOR |
Justificación:
Tomando en cuenta el entorno urbano circundante, sus falencias y dinámicas se plantean reflexiones dirigidas al desarrollo y uso de una espacialidad cotidiana que restaure el carácter social de la arquitectura, aprovechando la dimensión cultural y tradición vernácula, aplicando ese conocimiento en clave actual para generar auténticas y coherentes narrativas de identidad como ciudad.
Es así como “La casa debe ser un espacio para volver y poder estirar las piernas”.
Memoria descriptiva:
El proyecto nace de la necesidad de albergar dos familias emparentadas, respetando sus dinámicas particulares pero que al mismo tiempo fomente una convivencia ampliada entre sus miembros. Planta baja (104,7m2) alberga un matrimonio de tercera edad y planta alta (148m2) a una familia de cuatro personas entre 38 y 10 años.
Partiendo de estos antecedentes, el programa desarrolla y articula dos grandes directrices:
- Estimular de manera pasiva el encuentro casual entre los miembros de ambas familias.
- Satisfacer la cantidad de área verde requerida por habitante.
En respuesta a las directrices y al no disponer de áreas verdes cercanas, el proyecto se resuelve desde un “nuevo paisaje común”, un jardín central de 30m2 a triple altura, que actúa como eje sensorial haciendo que la residencia funcione de adentro hacia afuera a modo de metáfora de la vida familiar, este elemento unifica, dinamiza y amplia el espacio social, facilitando el intercambio visual, repartiendo luz natural y paisaje al interior de cada planta, además de aprovechar la ventilación cruzada y la sombra para que las circulaciones fluyan en su contorno.
Este “paisaje común” se complementa con un jardín de 13,35m2 ubicado al ingreso y una huerta de 27m2 dispuesta en la parte posterior del terreno, sumando entre los tres 84m2 de área verde, correspondiente a 14m2 por habitante. (5m2 más que los sugeridos por la OMS)
Planta baja está organizada por espacios transparentes y flexibles, sugeridos por la circulación y definidos por ventanales que vuelcan las habitaciones a los jardines expandiendo la percepción del proyecto y difuminando los limites del interior con el exterior para un registro completo de la casa y la calle desde varios puntos de ella.
Junto a la rampa de ingreso nos recibe un pequeño jardín con veraneras y una pared de hiedras (aislante térmico), sobre nosotros un soportal interpreta la transición de lo público a lo privado y de frente las enredaderas esconden tímidamente una confortable sala al aire libre, misma que se descubre en constante dialogo con el jardín central una vez cruzada la puerta de la vivienda, desde ahí se “divisa” todo: la oficina, la cocina, el comedor, la habitación y al fondo la huerta.
A la planta alta se accede por una escalera en volado ubicada sobre el jardín central que vincula el caminar y la mirada con el cielo y las texturas preparándonos para ingresar a una sala comedor de 4,2m de altura, expuesta a la ciudad por grandes ventanales inclinados 10° que reciben los vientos y los llevan por el pasillo a refrescar las tres habitaciones ubicadas en la parte posterior de la vivienda, arriba una terraza amplia para ver las estrellas y esperar el sol.