BAQ 2016 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
PERÚ |
TALIA VALDEZ, NÓMENA ARQUITECTURA |
Geometría Urbana
El proyecto se ubica en una zona de reciente transformación urbana en Lima, el barrio de Santa Cruz. El lote alargado alberga un único volumen de 12x41x21m, parcialmente vacío en su interior dando lugar a un espacio vertical de carácter semi-urbano. Sus límites imponen una línea regular en un entorno discontinuo tratando de utilizar la geometría para darle forma a la ciudad.
Organización espacial
El edificio resuelve distintos programas (comercial, oficinas, sala de exhibición y restaurante) de manera vertical, superponiéndolos en sus cinco niveles. El comercio se vincula con la calle a través de un zócalo, las oficinas se ubican en los niveles superiores y la cafetería en el último nivel. El zócalo comercial resuelve las diferencias de los sótanos y permite dinamizar el suelo mediante desniveles. En búsqueda de la luz correcta para los distintos niveles, un vacio de 12x12x15m acoge un jardín botánico vertical de acceso semi-publico en el fondo del lote. En el último piso, la cafetería tiene condiciones exteriores para mantener la idea de un espacio semi-publico. Un espacio contenido por límites físicos laterales pero abierto al cielo.
Umbral de dos rutas
El hall de distribucion, vinculado con la calle, utiliza un umbral para marcar el ingreso y prolongar el espacio público dentro del lote generando un hall urbano. Desde este espacio a desnivel existen dos rutas diferenciadas desde la calle; uno más privado hacia la zona comercial y otro más público a manera de “calle lateral”. Este último permite a los transeúntes penetrar libremente el edificio hasta la cafetería, a través de un paseo arquitectónico. Los niveles comerciales están vinculados con una escalera lenta, aprovechando su espacialidad.
Veranda
Se utilizaron dos pieles que contribuyen a controlar la temperatura e incidencia solar hacia la fachada principal, un dispositivo que funciona a manera de veranda (espacio tradicionalmente utilizado en oriente como protección/transición entre el interior y el exterior) reemplazando al muro cortina tradicional. Esta idea también hace referencia al tradicional balcón limeño que permitía ver sin dejarse visto, pero esta vez mediante una celosía estructural de concreto. Este espacio se concibe como lugar social, exterior y abierto que, además de servir como aislamiento acústico y protección del asoleamiento del poniente, permite al edificio respirar. En el primer nivel, una vitrina es el único elemento vidriado entre el interior y el exterior.
Paseo
El edificio revela su sección a través de un recorrido vertical de acceso semi-publico, en un espacio vertical destinado a un jardín botánico interior. Utiliza una calle interna como circulación independiente, manteniendo su ancho durante el paseo desde la calle hasta la cafetería, terminado nuevamente a nivel de fachada en el quinto nivel, con vista difusa del océano pacifico y con graderías que permiten tener una pasarela a desnivel para desfiles de moda. Esta circulación lenta, en rampa y periférica al espacio, está guiada con algunas perforaciones circulares en las superficies medianeras y acompañadas de vegetación a lo largo del recorrido.