BAQ2018 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
COLOMBIA |
Autor: Farhid Alexander Maya Ramírez. Colaboradores: Taller síntesis (Lucas Serna Rodas, David Cuartas Restrepo), Angélica Gaviria, Luis Guillermo Caicedo, Paula Palacios Jaramillo. |
Pueblo Bello, es una población colombiana habitada por 5000 personas, que a partir de 1990 y durante veinte años sufrió los peores efectos de la violencia: desapariciones forzosas, masacres, quemas de edificios y personas. En este oscuro panorama destaca la desaparición de “los 43”, la desaparición forzosa más grande de la historia de Colombia y por la cual la nación fue sancionada por la Corte Interamericana de derechos humanos.
Como parte de las medidas de reparación colectiva de víctimas[1], con las que se busca superar la violencia, la comunidad de Pueblo Bello definió la necesidad de tener una edificación que sirviera para recuperar la vida comunitaria del corregimiento y a la vez para honrar la memoria de las aproximadamente 500 víctimas que dejo la violencia. Esta edificación se materializó en el 2015, albergando un programa formulado directamente por la comunidad de acuerdo con sus deseos y necesidades. El diseño partirá del reconocimiento al lugar y sus habitantes, de su historia, sus necesidades, su forma de habitar y su proyección a futuro.
El recorrido del edificio inicia en una gran rampa, acceso principal a un edificio elevado del suelo, lo que protege a la construcción de las crecidas del río Mulatos, y cuyas dimensiones le permiten ser también un teatro al aire libre. Ésta conduce, acompañada por un muro diagonal de 8 m de altura, a la Casa de la Memoria, espacio cargado de símbolos que rinden homenaje a las víctimas de la violencia: manejo de la luz, cambio en el material del suelo, como símbolo de no pertenecer a un lugar, muro diagonal como referencia a la irrupción de la violencia. El paso por la “Casa de la Memoria” es obligado para llegar al resto del edificio, ya que no puede existe el porvenir desconociendo el pasado.
Al salir de este primer espacio el visitante se encontrará con el aula abierta, plaza semicubierta que reconoce las formas de habitar de una región, donde los espacios sociales de la vivienda se desarrollan en espacios que están a la vez adentro y afuera, en donde un jardín interior contiene un árbol como señal de renacimiento de la comunidad. Esta “aula abierta” se une a la “casa del futuro”, aula múltiple para la formación y cuyo cerramiento está conformado por persianas de madera, que permiten la entrada de los vientos a la vez que controlan la luz.
Así se constituye un edificio que media entre el pasado y el futuro de la población, haciendo que la memoria se construya en un hecho vivo, en un espacio que no solo ofrece sanación, sino que exige de los habitantes-observadores participación activa tanto en la construcción de la memoria al recontar su pasado como en su rol de construcción de futuro.
[1] La reparación colectiva se refiere al conjunto de medidas de restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantía de no repetición, a que tienen derecho las comunidades y las organizaciones o grupos sociales y políticos, en términos políticos, materiales y simbólicos.