BAQ2018 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
ECUADOR |
Autor: Mauricio Oña Erazo. Colaborador: Alex Narváez. |
En las estribaciones naturales del callejón montañoso del Norte de Quito, se encuentra la quebrada por la que pasa el río Monjas. En sus laderas se halla emplazado el Campus Miguel de Cervantes de la Universidad Internacional SEK, dentro del barrio de Carcelén, zona periurbana que representa una de las puertas de acceso a la ciudad.
El proyecto de ampliación de la biblioteca parte del principio de actuación sobre una pre-existencia (bloque administrativo de la universidad). La configuración espacial del edificio central, en L, da como resultado un espacio exterior contenido sobre el cual se asienta el nuevo volumen de biblioteca. Privilegiado por su ubicación, sobre la cota más alta del campus, el edificio se alza sobre la diagonal visual conformada por el conjunto arquitectónico. Se trata de un edificio bi-frentista que utiliza la transparencia como articulador del espacio exterior de jardines con las salas de lecturas individuales y grupales.
La Biblioteca da la bienvenida a sus usuarios a través de su “Stoa”, punto de convergencia desde la cual se desarrollan las escaleras de ingreso hacia el corredor, que dirige los recorridos tanto al punto de información, como a las distintas salas de lectura y a la mediateca. Como punto de partida, este mismo espacio, encuentra una circulación paralela en la cual se desarrolla la rampa, la misma que garantiza acceso universal a lo largo del muro perforado. Se define un espacio articulador entre el edificio administrativo y biblioteca, dejando en manifiesto una clara postura de convivencia entre nuevo y preexistencia, enfatizado por el uso de la luz cenital que baña todo el espacio.
El volumen funciona como un gran contenedor de tres tipos de salas de lectura, para lo cual se trabajó un esquema de planta libre. Estas tipologías se insertaron en una lógica central y perimetral, de manera que se definan: i) lecturas grupales, son emplazadas en el centro del espacio; ii) cubículos individuales, dispuestos a lo largo de las fachadas enmarcando el paisaje natural del Campus y; iii) cubículos privados, para trabajo especializados de grupos de postgrados y maestrías.
Sobre ocho columnas en acero se configuran cuatro pórticos que salvan doce metros de luz, permitiendo que el espacio funcione aislado de su tabiquería interior. La modulación de la estructura consiente que se definan las salas de lectura perimetrales (cubículos individuales), dando un ritmo continuo a las dos fachadas del edificio. La cara este del edificio controla el ingreso de luz natural por medio de un plano plegado, alto cuanto para permitir el ingreso de iluminación natural que no perjudica a los planos de lectura de sus usuarios; mientras que, la fachada noreste tiene un sistema de control lumínico por medio de quiebrasoles dispuestos horizontalmente, permitiendo el ingreso de luz quebrada, provocando un efecto de luz difusa en el interior.
El tratamiento espacial de sus fachadas, evocan las nuevas aptitudes que ostentan las bibliotecas universitarias al rededor del mundo, acercando a sus visitantes a la lectura, donde el fin último es el manejo reflexivo de la información, superando la tradicional mirada de talego de libros.