BAQ 2014 | |
CATEGORÍA DISEÑO URBANO Y ARQUITECTURA DEL PAISAJE | |
CUBA | |
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Ante la posibilidad de crear mejores condiciones tecnológicas para las operaciones de la Cámara de Rejas del Sifón de la Bahía de La Habana, se solicitó al equipo de proyectistas un diseño que enmascarase la instalación para su protección y la mejora de su imagen arquitectónica, urbana y medioambiental.
A la vez, era necesario crear un espacio, dotado de condiciones adecuadas de seguridad, para los operarios que llevaban el control de la instalación. El diseño seleccionado pretendió resolver una paradoja: a pesar de haber sido reconocida esta obra como una de las Siete Maravillas de la Ingeniería en Cuba, era ignorada por la mayoría de la población, pues solo un grupo de residuos, una antigua y deteriorada grúa y varias planchas de zinc oxidadas hacían referencia física al enclave.
La idea fundamental fue acudir al cubo como forma geométrica de menor impacto en el contexto, tendiendo a las dimensiones de 9 x 9 x 9 metros, que establecieron los requerimientos tecnológicos y funcionales emitidos por las autoridades pertinentes. Con el fin de satisfacer dos exigencias opuestas: la protección del funcionamiento -una condición que demanda permanencia y solidez-, a la vez que la exposición, divulgación y reconocimiento de esta obra perteneciente al patrimonio ingenieril de nuestro país –que sugiere una postura abierta y diáfana- el cubo se compone de dos “cuerpos”, una caja dentro de la otra. Queda así un Cubo compuesto por una caja de paneles opacos y otra de cristal. Sería este un primer paso, modesto, pero que intenta ser radical dentro de la reconversión del viejo puerto habanero y su definitiva integración en el centro histórico.
Al estar en funcionamiento las 24 horas, la Cámara de Rejas provoca que la obra haya sido pensada para ser vista en horarios nocturnos. Se dotó con un fuerte carácter de iluminación, convirtiéndose en una caja de luz a escala de ciudad en la noche, la cual señala uno de los accesos al centro histórico.
Entre los aportes fundamentales del proyecto se encuentra el cambio de imagen del enclave desde la perspectiva urbana y arquitectónica para que el espacio pueda ser apreciado en la importante función que cumple y regenerar, fomentar y propiciar uno de los accesos más reconocidos al centro histórico. El espacio diseñado como preámbulo al Cubo asume la linealidad de lugar en el que se localiza. La ubicación de quince palmas de la especie Washigtonia Robusta -por ser de las palmáceas que mejor resisten a la cercanía del mar- marcan la direccionalidad del flujo vehicular sobre esta curva de la Avenida del Puerto.
Este recorrido solo se interrumpe por el cubo como elemento espacial en el vértice de la inflexión vial, lo que garantiza las visuales en ambos sentidos y la continuidad perceptual de peatones y conductores de vehículos.