BAQ 2020
PREMIO PANAMERICANO | VIVIENDA UNIFAMILIAR
MÉXICO
AUTORES: Cherem Arquitectos, Arq. Abraham Cherem, Arq. José Antonio Aguilar, Arq. Daniel Huerta, Arq. Cristian Noriega
Casa Candelaria fue concebida bajo el concepto de las haciendas mexicanas, resolviendo la casa alrededor de patios. Con un clima seco, temperaturas altas durante el día, y bajas durante la noche, éste se vuelve parte del primer reto de diseño. La casa se desarrolla en un terreno de 4 hectáreas en el que se busca densificar la vegetación exterior y mimetizar la casa con el entorno natural para solo ser percibida cuando se llega a ella, así como el correcto posicionamiento de cada uno de los bloques para minimizar el impacto en las plantas y árboles que ya se encontraban en el sitio.
La decisión de usar como sistema constructivo principal tierra compactada del sitio con agregados naturales que permiten llevarla al tono negro, se debe a la conservación térmica del material, ya que con muros de 50 cm de espesor en un lugar de clima extremo como san Miguel de Allende, se buscaban espacios que durante el día pudieran permanecer frescos, y por las noches con el viento y el frío del lugar los muros irradiaran hacia el interior el calor obtenido durante el día, generando espacios cálidos. Esto, ahunado al ahorro en compra y traslado de materiales desde sitios lejanos, optimizando tiempo de construcción, costo y resultado funcional de la mejor manera posible.
La casa fue pensada como una sucesión de volúmenes bien proporcionados, si bien en su mayoría sólidos, que no fueran invasivos, y que acompañados de patios y jardines lograran la fusión entre la arquitectura y el contexto natural circundante. Una vez dentro, las circulaciones abiertas a través de pasillos que comunican entre sí las diferentes habitaciones aseguraran vistas constantes del valle que la rodea. El diseño de paisaje interviene con las terrazas, patios y pasillos para que con cactus y árboles como mezquites y huizaches, el espectador no lograra separar la arquitectura de la naturaleza endémica del lugar.
Volumétricamente la casa resuelve cada uno de los espacios de manera independiente, generando 12 bloques de tierra negra con predominación de macizos, conectados todo a lo largo por 2 losas macizas, y abriéndose a la naturaleza que los rodea por medio de vanos que nacen de piso a 2.44m de altura en grandes ventanales en cada cuerpo, donde la privacidad y el control de luz natural se da por medio de paneles de madera con persianas, giratorias a manera de placas que generan una apertura e integración total con el espacio exterior.
Programáticamente el proyecto consiste en la casa principal y la casa de huéspedes; adicional al programa, un vivero orgánico con una troje auténtica (una estructura en agricultura usada para guardar distintos tipos de granos en las haciendas mexicanas), un anfiteatro al aire libre, una pista para correr de 1 km de largo que da paso a las diferentes actividades y espacios alrededor de la casa, y la casa del cuidador/conserje.
Esta casa responde a las haciendas mexicanas de una manera contemporánea, con un sistema constructivo innovador y efectivo.
