BAQ 2016 |
CATEGORÍA REHABILITACIÓN Y RECICLAJE |
ECUADOR |
DANIEL MORENO FLORES, CARLA KIENZ |
El trabajo proyectual inició haciendo sesiones de arquitectura como terapia, se vio una oportunidad mientras se generaba un lazo con la clienta de que la arquitectura pueda sanar. Fue un ejercicio valioso que nos permitió ampliar la conversación y dar significado a lo que hacíamos.
Se fomentaron espacios sensoriales y se priorizó hacerlos didácticos, lo primero abraza, lo segundo permite aprender sobre lo que ocurre.
Intervención pequeña en un departamento en una zona urbana consolidada, esto lo vemos positivo, el gasto de los recursos es bajo respecto a hacer todo nuevamente. Se rehabilitan principalmente una cocina y un baño que funcionaba perfectamente, se buscaba una renovación muy personal de la clienta. La cocina debía ser cálida, un refugio, acogedora, protectora, permitir dar cariño mientras cocinas, compartir con otros, conversar y rozarse. El baño debía ser tropical y que lleve hacia un bosque húmedo.
Decidimos aplicar la táctica destruir para construir, fue la primera operación para considerar el entorno físico y potencializarlo. La baldosa era oscura, se usó la amoladora como borrador para que aparezca el color rojizo propio del material y crear una nueva atmósfera con el mismo material, se botaron paredes para vincular espacios y hacer que los usos cambien hacia nuevos requerimientos, esto arrojó una gran cantidad de material que decidimos ocupar y combinar con otra circunstancia: Se retiraron los muebles de la cocina que dejaron ausencias en paredes y pisos, de esa forma los escombros se trabajaron artesanalmente y se llenó los huecos.
Como segunda operación se amplió la mirada y se observó que es lo que nos puede ofrecer nuestro entorno inmediato: amigos, familia, trabajo o ciudad. Visitamos el trabajo de la clienta y vimos que podríamos utilizar distintos materiales: piezas rosadas que anteriormente servían para carga, pernos y tuercas oxidados y papel periódico (es un elemento simbólico, la clienta es escritora de un diario). Con estas dinámicas surgieron nuevas cosas, cuando salía de casa se percató que estaban cortando árboles en la calle, sin pensarlo dos veces extendió sus brazos y teníamos troncos enormes para su cocina. Trabajamos desde la descontextualización y abstracción de los objetos, es una cocina que no parece cocina. El tronco enorme es el mesón central que reunirá a la gente mientras come, la tapa de la maderota tuvo un proceso natural de deshidratación y se convirtió en una batea, pensamos que debía ser el fregadero y una pieza que cortamos de la gran madera se convertiría en el lavamanos.
Como tercera operación se hizo un sistema de madera para cerrar los espacios y al mismo tiempo ser mueble. Se hace un juego de fuerzas, de equilibrio, compresión. Donde la madera trabaja a presión por medio de cables de acero.
El usuario es participe de esta arquitectura, la cocina cambia de uso y tamaño, existe una mesa voladora que acompaña al gran tronco, por un lado puede ser para 8 personas (los desayunadores) y estar juntos, por otro puede ser solo para ella, mientras se sumerge en sus lecturas al comer.