BAQ 2020
PREMIO PANAMERICANO | ARQUITECTURA MÍNIMA
CHILE
Autor/es: Arq. Ignacio Rojas Hirigoyen, Arq. Alfredo Gonzales Briceño.
Colaborador:Jen Mouton.
CASA LEYDA – REGIÓN DE VALPARAÍSO – CHILE
El valle de Leyda está ubicado al oeste de la cordillera de la costa, a 7 km del Océano Pacifico y a 95km al poniente de Santiago. Es el valle más cercano al mar.
Recibimos el encargo de esta casa emplazada en la cima de un conjunto de colinas, en un amplio terreno rural donde nuestro cliente había pasado gran parte de su niñez. Nos solicitaba una edificación para retirarse a descansar, desde donde pudiera contemplar el entorno. Contábamos con un presupuesto acotado, que hacía hincapié en la austeridad.
En el lugar existe un fuerte desarrollo vitivinícola que caracteriza el paisaje, con vistas privilegiadas a las viñas emplazadas hacia el Sur Oriente. En contraste, un frente industrial se expande desde el vecino puerto de San Antonio desplazando la vivienda rural desde la costa.
Leyda crece como frontera entre estos dos bordes. Como primer apronte buscamos sintetizar el proyecto en un volumen puro. Formalmente, rescatamos de los efímeros refugios que se disponen en las vecinas plantaciones agrícolas de frutillas. Se extienden por toda la zona hasta espaldas del embalse del rio Rapel. Vimos en estas efímeras construcciones carentes de cualquier particularidad, un fuerte referente formal guía de cómo debiese ser resuelta una Casa de Campo con muy escasos recursos. Hacia el borde urbano, quisimos mostrar la vivienda hermética, sin embargo, eso nos impedía capturar el asoleamiento ideal del norponiente. Es ahí donde la ecuación vista / asoleamiento se transforma en oportunidad cuya solución da carácter al proyecto. Un trabajo en masa, donde una barra aporta la simpleza y economía requerida en el encargo. Se sustrajo al volumen y se desplazó masa en la vertical. Esta operación, generó vanos que resuelven las vistas, el asoleamiento y las particularidades del emplazamiento hacia el interior de la vivienda.
El programa es simple. En los extremos los dormitorios, cada uno con servicio, al centro el lugar de encuentro. En contraposición a la solución habitual de una casa en esta ubicación geográfica, orientamos la casa al sur, rescatando el protagonismo de las vistas con la Cordillera de los Andes de fondo. Inyectamos luz del norte mediante lucernas. Logramos así un espacio que contempla el paisaje con la espalda temperada e iluminada por el sol.
En cuanto a la materialidad, la casa se estructura en carpintería de madera tradicional. Usamos cómo revestimiento una membrana asfáltica elástica y continua, buscando unificar el volumen como una pieza monolítica. Con esto logramos síntesis. No hay aleros, no hay canales de aguas lluvias, uniones ni canterías. Total, continuidad entre los paramentos verticales y horizontales, anulamos la complejidad del encuentro entre ambos. Conseguimos así una barra que, en su simpleza, dio solución a todas las implicancias del encargo.
