BAQ2020
PREMIO NACIONAL | VIVIENDA UNIFAMILIAR
ECUADOR
Autor: Arq. Francisco Naranjo, Arq. Mathias Naranjo.
Colaboradores: Ing. Andrés Naranjo, Ing. Guido Manciati.
El proyecto ubicado cerca del centro del valle de Tumbaco en la ciudad de Quito se integra de manera armónica con el contexto residencial, permitiendo la relación visual del volumen y sus jardines con la vida de la calle. Aportando con la presencia de su jardín en el entorno y olvidándose de los grandes y recurrentes muros, que han sabido negar la convivencia colectiva de la ciudad de Quito. Una casa que plantea la idea del paso de la calle al hogar, de lo público al espacio privado y que busca reinterpretar la esencia del propileo, para los griegos “delante de la puerta”. Aquel vestíbulo que antecede a un templo, palacio o ciudad, pero que bien es digno igual de preceder una vivienda.
Esta entrada que mediante una yuxtaposición de planos en el espacio acogidos por el jardín existente buscan serenidad y refugio contra la provocación del mundo contemporáneo. Una escalinata que desciende de la calzada a un plano más íntimo, resguardado por un jardín con caminerías volátiles y una fuente en la que reverbera el silencio. Un espacio que junto a un espejo de agua que a priori de la casa permiten relacionarnos a través de una pequeña ventana con el cielo, aquel cielo donde el hombre ha sabido encontrar respuestas a lo largo tiempo. Este paso común nos permite bordear la casa, atravesando el espejo de agua a un área social exterior o que nos brinda el paso al interior del proyecto.
Al entrar a la casa el visitante es confrontado a un pasillo central que a través de un pórtico adintelado le revela los espacios comunes de la casa. La sala se encuentra bajo un espacio a doble altura, iluminado cenitalmente por tres tragaluces platónicos que develan una vez más la presencia del cielo y una relación visual con la sala de estar y un pasillo de la planta alta. Y el comedor a una escala más íntima que se relaciona con el bello jardín del retiro lateral. Al otro lado del pasillo, el dormitorio principal se articula con un patio privado, resguardado por un jacarandá en el retiro frontal del lote. Del mismo pasillo se vislumbra la escalinata hacia el nivel superior y bajo de ella un pequeño estudio de lectura nos permite la salida a un patio central, que se relaciona de manera discreta con las otras casas de la urbanización tras unos muros bajos. Al final del pasillo la cocina se conecta con el espacio social exterior y las áreas de servicio de la casa. En la planta alta un pasillo comunica los dos dormitorios superiores, un estudio y una sala de estar abiertos. La travesía concluye en una terraza permite observar los jardines y la vida en la calle, recordándonos esta relación en consonancia entre lo público y lo privado de una manera armónica. Desde estas bancas la llamada ventana al cielo enmarca una vista privilegiada hacia el adormilado volcán Ilaló.
