BAQ2018 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
ECUADOR |
Autor: Bernardo Roberto Bustamante Patiño. Colaboradores: Susana Doménica Baquero Sempértegui, BICUBIK, Iván Alexander Delgado Prado. |
Ubicada en Lumbisí, una de las comunas indígenas más antiguas del país. Colonizada por los desplazamientos de la población de Quito, hacia los valles periféricos de la ciudad, en busca de campo y un clima más cálido. El solar, nace del parcelamiento de una finca de fin de semana desarrollada en los años 80’s.
En el lote existía una construcción precaria, que fueron las bodegas de la casa de campo original, la cual fue reutilizada íntegramente para la construcción de la nueva vivienda.
Se procuró reutilizar todo, desde las carpinterías o láminas de cubierta, hasta los escombros generados por el derrocamiento de mamposterías de bloque de hormigón y los hormigones de los elementos estructurales. A los escombros de hormigón, se los reutilizó en rellenos y cimentaciones, mientras al bloque de hormigón y cascajo, se lo trituro para reconvertirlo en paneles de hormigón prefabricado, que se los utilizó como piel en la fachada; evitando de ésta manera, los desalojos y se produjo cero residuos de construcción.
Los escombros de construcción, han generado un importante impacto ambiental en la ciudad y se han multiplicado con el desarrollo inmobiliario que vivió el Ecuador en los últimos años. Hasta hace poco, se utilizaban las quebradas como vertederos, afectando a la flora y fauna que habita estos accidentes geográficos. En la actualidad, el Municipio de Quito ha implementado vertederos para este tipo de residuos, que traen constantes complicaciones. El evitar generar escombros, reduce los escombros en las escombreras, y se evitan los largos desplazamientos de las Volquetas para colocar los residuos.
El predio se encuentra en la cumbre de una pequeña colina, permitiendo vistas extraordinarias hacia el valle de Tumbaco y el cerro Ilaló. Hacia el oriente, colinda con dos parques que garantizan las visuales hacia el norte y el occidente con dos calles que facilitaron la división del programa en una vivienda y un estudio de arquitectura, independizando los accesos, evitando conflictos de privacidad.
El proyecto es una barra de 20 m de largo por 6 de ancho que se coloca perpendicular a la calle secundaria, lo que permite un jardín triangular cuya dimensión se multiplica al fusionarse con los parques. La barra parte del punto más alto de la topografía, generando un subsuelo para estacionamientos en la zona inferior, evitando así, los movimientos de tierra.
La continuidad de la barra, se rompe hacia el jardín posterior en planta alta, con un volumen de cuatro metros en voladizo, donde funciona el dormitorio máster, dejando libre la planta baja para generar un porche exterior cubierto que se accede desde la zona social. La planta baja queda libre, aumentando la sensación de espacio. Existe una doble altura en la zona de salón, que se relaciona con el área social familiar de la planta alta.
En seis meses de construcción, dio como resultado un edificio que aprovecha las problemáticas de su emplazamiento y obra, para obtener esta arquitectura contemporánea de bajo costo económico y ambiental.