BAQ 2012 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
CHILE |
GUILLERMO HEVIA, TOMÁS VILLALÓN, FRANCISCO CARRIÓN, ROBIN RENNER |
La arquitectura simple y rotunda, se expresa a través de dos volúmenes que son resultado de un sutil apoyo entre cuerpos sólidos, cerrados y geométricamente inclinados.
El nuevo edificio corporativo de Ferretería O’Higgins alberga oficinas, servicios y almacenamiento de herramientas utilizadas en la gran minería.
En el extremo oriente se ubican las oficinas administrativas, servicios y sala de ventas. En la zona posterior las bodegas de almacenamiento y patio de operaciones.
En el frente, el edificio de oficinas se compartimenta en dos aréas divididas por un vestíbulo de triple altura, donde destaca la escalera como elemento protagonista; un objeto suspendido, liviano y transparente.
Una planta sencilla que es base para una forma dinámica en la total dimensión del edificio.
Las dobles pieles de acero Corten que envuelven al edificio, potencian la imagen de dos cuerpos sólidos, protegiendo a su vez los recintos interiores de la temperatura y radiación solar directa.
Debido a su materialidad el edificio actúa como un cuerpo vivo al mostrar en su piel diversos tonos ocres, anaranjados y cafés, según la luz del sol y el paso del tiempo.
Un velo traslúcido realizado con lamas perforadas de acero Corten define la fachada principal, éste permite la vista al exterior controlando la radiación solar. Estas lamas están en un leve y constante movimiento producto del viento, lo que junto al espejo de agua ubicado en su base, otorgan al edificio una dinámica dimensión.
Estrategias sustentables
El proyecto incorpora desde su concepción estrategias bioclimáticas y sustentables, privilegiando el uso racional de la energía y la protección del medio ambiente. La doble piel de acero Corten dilatada del volumen, genera un efecto Venturi vertical de ventilación pasiva a todo el edificio, logrando calidad de vida en los espacios de trabajo.
El edificio utiliza tecnologías bioclimáticas para el acondicionamiento de los recintos interiores. Se aprovecha la dermis de la tierra como intercambiador de calor, al introducir aire climatizado de manera natural y generando renovaciones permanentes de aire, logrando temperaturas constantes entre 18° y 24° C todo el año.
Por medio de planchas traslúcidas en la cubierta (7%), ingresa de forma controlada luz natural, eliminando completamente la iluminación artificial en las operaciones diurnas, logrando grandes ahorros en el consumo energético.
En todo el frente del edificio, se incorpora un espejo de agua multipropósito, el cual configura el acceso al edificio. Éste, además de poseer un valor estético, es reserva de agua de incendios y por medio de la evaporación enfría la fachada vidriada durante los meses cálidos, mejorando la calidad de vida.