BAQ 2020
PREMIO PANAMERICANO | EQUIPAMIENTO
COLOMBIA
Autor/es: Espacio Colectivo Arquitectos – Aldo M. Hurtado, Carlos H. Betancourt
Colaboradores: Arq. Ángela Andrade, Arq. Wilder Sepulveda, Arq. Josman Rojas, Arq. Vanessa Toro, Arq. Jessica Rojas, Arq. Laura Ureña, Arq, Daniela Bolaños, Arq. Sofía Zuluaga, Arq. Carolina Sánchez.
En momentos donde la naturaleza ha sido desplazada de los sistemas urbanos y la interacción es cada vez más indiferente al orden natural, el entendimiento de la sostenibilidad como una oportunidad de innovación puede ser una forma efectiva para mejorar la relación entre la arquitectura y el lugar.
Deshabituar el uso de arquitecturas nocivas, apáticas e insensibles, con alta responsabilidad en el cambio climático, es inaplazable. Hoy más que nunca, es necesario que los edificios incentiven un cambio de mentalidad, de hábitos y de patrones de uso con su arquitectura.
En Cali, la mayoría de los edificios de uso educativo utilizan apoyos mecánicos para solucionar el confort. La dependencia de la refrigeración genera consumos equivalentes a dos terceras partes del costo de su funcionamiento. Por lo anterior, el requerimiento de enfriar un edificio en clima cálido tropical debe propender por recuperar una arquitectura más abierta, permeable y saludable.
El proyecto interpreta la iniciativa de la universidad Javeriana como una apuesta por la innovación, la coexistencia y la sostenibilidad. Consciente de un tiempo que no permite más desatenciones a lo ambiental, hace evidente el respeto por las preexistencias, y valora los patrimonios ambientales, paisajísticos y arquitectónicos con la intervención.
Cercanías técnicas y estéticas a la arquitectura preexistente y el uso del ladrillo como material predominante, crean una sensación de homogeneidad y totalidad, acorde a la imagen general del campus. El punto de partida no fue la transformación del lenguaje arquitectónico existente, sino la indagación sobre los elementos arquitectónicos que con el tiempo han amplificado la relación entre los edificios y las personas, como son los patios, plataformas, y porches, así como los puntos fijos y escalinatas, develando primeramente las razones de bienestar y confort que incentivan su uso cotidiano.
Para lograr el objetivo de ofrecer espacios que estimulen la creatividad y favorezcan la innovación, fue fundamental incrementar el uso del espacio común y las extensiones de las aulas. Una planta cuadrada en doble crujía, compensa la discontinuidad de su sección apilada con un agujero central donde funciona una chimenea solar de alto rendimiento, con corredores internos dispuestos a lado y lado que conectan las fachadas entre sí, donde los espacios de extensión, abiertos, permeables y absorbentes, son protagonistas, no solo cuantitativamente, sino cualitativamente, del control climático en el edificio.
Ubicando las aulas en las fachadas norte y sur, donde predominan los vientos, y los espacios comunes, en las fachadas este y oeste donde hay más ganancia térmica, para proteger los espacios centrales con permanencia, el edificio se comporta como una caja térmica, que al operar pasivamente durante 7 horas al día, logra diferencias de 8 grados entre el exterior y el interior, reduciendo significativamente los consumos.
Desde los porches de la planta baja hasta la terraza, una progresión de espacios comunes disponibles en fachada inducen el contacto con el paisaje a diferentes alturas, enmarcando las visuales cercanas y lejanas. Estos dispositivos de observación permiten hacer itinerarios visuales del paisaje desde el campus al sector, a la ciudad y al territorio.