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ESCUELA NII JUINTI

BAQ 2016
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO
PERÚ
SANDRA ITURRAGA DEL CAMPO

La obra se pensó para ser construida en los márgenes del río Ucayali, en la amazonía peruana, en un territorio cuya principal característica es la precariedad de medios, en contraste a una abundancia de hechos de la naturaleza.

Su punto de partida se deriva en parte de una experiencia realizada unos años antes, al alero de un Taller para estudiantes de Arquitectura, el cual se propuso diseñar y construir una pequeña cubierta modular para albergar un parador al paso, propio de las localidades a orillas del Ucayali. Esta primera experiencia –modesta en sus objetivos- permitió anticipar algunos supuestos, que permitieron luego dar respuesta a un encargo profesional: una escuela-hogar para niños en una pequeña comunidad shipiba en la Amazonía peruana, orientada al rescate de la enseñanza en el arte de las plantas nativas.

La premisa compartida con esa primera experiencia, fue el poder crear un cobijo al resguardo del sol y la lluvia- condicionantes imperativos del lugar, y que al mismo tiempo permitiera albergar los actos de la comunidad con la mayor levedad constructiva posible. Se trataba de traducir esta levedad a un sistema fácil de montar y desmontar por la mano de obra local, con piezas livianas de ser trasladadas desde sus lugares de origen por vía fluvial, y sobre todo, ligereza frente al paisaje, como parte sustancial de la relación del pueblo shipibo con su medio. Se pensó así en una espacialidad definida como un manto-cobijo, propio de las construcciones locales de shebón (palmera) existentes, pero esta vez concebido como una envolvente flexible en que las aristas tiendan a desdibujarse de acuerdo a las reglas del escurrimiento del agua, evitando aristas cóncavas y cantos abiertos, así como proteger toda apertura de la lluvia lateral.

La estructura tradicional -en base a postes y vigas como elementos fijos- se revierte en este caso en un pliegue tridimensional construido como un sistema de elementos discretos, que al modo de un mecanismo flexible en base a módulos triangulados, permitiera ser montado o desmontado con facilidad. Este sistema se propone a partir de un módulo base construido con piezas de madera de 1.80 y 3.60 m –fáciles de conseguir en el lugar, y cuya geometría queda definida al fijar la distancia entre vértices, modelada inicialmente en base a un papel plegado. Esto generó una herramienta tanto de diseño como de ‘transferencia tecnológica’, capaz de ser fácilmente comprendida por la mano de obra local.

La espacialidad generada por esta estructura es la de una nave continua, cuyos esfuerzos axiales entre nodos posibilitan que el espesor de la estructura modere la resistencia de la pieza. Toda la estructura colabora en la generación de un manto leve, que tal como las construcciones locales queda sujeto a la intensidad del clima y a la obsolescencia propia de la selva en la cual se inserta. Obras que más que ser pensadas para perdurar eternamente, están concebidas como un continuo reconstruirse desde sus propios cimientos culturales. El sistema propuesto se adopta paulatinamente como parte de las prácticas locales, “desmontando” modos de hacer tradicionales arraigados, para incorporar adecuaciones y adaptaciones de un nuevo “saber hacer”. Esto constituye uno de los mayores aportes que la obra compromete.

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