BAQ 2020
PREMIO PANAMERICANO | INTERVENCIÓN EN ARQUITECTURA PATRIMONIAL O DE INTERÉS PATRIMONIAL
COLOMBIA
Autor: CARLOS ANDRÉS GRANADA GARCÉS.
Tras los acuerdos de Paz entre el gobierno colombiano y la antigua guerrilla de LAS FARC, se comisionó a la artista Doris Salcedo para construir un contra monumento con las 37 toneladas de armas depuestas por los más de 13.049 excombatientes.
La noción de la obra escultórica se oponía a la idea de glorificar la violencia, o de monumentalizar las armas y más bien tomó la forma del PISO que hoy se constituye en la base física y conceptual, de un lugar equitativo que invierte la relación de poder que daban los fusiles.
Este espacio de arte y memoria, presentado inicialmente como un espacio vacío, será el lugar para la producción y exposición de otras obras artísticas en un programa de convocatoria anual y con una duración equivalente a la del conflicto o 53 años más.
Dentro de las múltiples posibles localizaciones del proyecto, se encontraba una antigua casona de tipología colonial, medianera, abandonada y en ruinas. Una construcción que se presume del siglo XVII, ubicada dos cuadras al sur del palacio presidencial y dos cuadras al norte del hoy marginal barrio Las Cruces en el centro de Bogotá, en una frontera invisible entre el centro de poder y el pueblo.
El proyecto artístico puso de manifiesto la necesidad de crear una arquitectura invisible, horizontal y sin jerarquía, donde las ruinas existentes, de lo que otrora fueron los volúmenes domésticos de una casa con patios, presentaron la posibilidad de establecer un dialogo articulador entre el lugar de la memoria, la lectura abierta e inacabada de la ruina, el vacío y la ausencia que dejan la guerra. La forma del piso y el espacio resultaron de ocupar el negativo de lo que antiguamente fuera la casa, invirtiendo el adentro con el afuera y encapsulando las ruinas como reliquias.
En resonancia respetuosa con la obra de arte, las fachadas se diseñaron con el máximo formato local de vidrio y una única esbelta estructura metálica que le da soporte a la ventanearía y la cubierta. El piso compuesto de 1296 tabletas de 60cmx60cm, hechas con el metal fundido de las armas, se pliega en los bordes, creando una superficie monolítica de 16cm de altura. La piel del espacio, modulada a distancia de 2.40m se dilata hacia el interior en los laterales para dejar ver la robustez de la escultura y desaparecer frente a la ruina. Hacia afuera, aterriza sobre una losa de concreto esmaltado a ras de los patios en piedra. El volumen, compuesto de 3 salas articuladas por un único corredor, se inserta cuidadosamente en los vacíos sin tocar los linderos, permitiendo recorridos interiores y exteriores.
Desde la calle el edificio pasa desapercibido, solo los vestigios de la antigua entrada a la casa en el muro blanco de adobe y un aviso de FRAGMENTOS que lo atraviesa enuncian el recorrido. Al ingresar al zaguán descubierto se descubre un primer jardín, el atrio de acceso y la primera sala. A partir de ese punto se asciende por rampas siguiendo los niveles de cimentación de las ruinas a una segunda sala polivalente-auditorio. Las dos primeras salas pueden pasar de ser cajas completamente transparentes inundadas de luz, a espacios cerrados gracias a la cortinera que se esconden en techo y muros. El final del recorrido ocurre al llegar a la tercera sala, con paredes y de proporciones 12.40mx12.40mx8m, se ilumina cenitalmente con luz rebotada. En este volumen también se encuentran los servicios, bodega y escalera a un cuarto espacio en segundo nivel, que funciona a manera de archivo.
Las ruinas, convertidas en espacios de descanso y contemplación, fueron ambientadas con jardines de vegetación nativa y selvática representativa del país, y tres arboles de gran envergadura y edad que, rescatados de ser talados, fueron trasplantados para permanecer allí como sobrevivientes.