BAQ2018 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
REPÚBLICA DOMINICANA. |
Autor: Herly Valenzuela Matos. Colaboradores: Eugenio Ureña, Jared Valenzuela, Jovanny Fernández, Santiago Ureña. |
El Templo Adventista del Séptimo día, Naco, está ubicado en el Distrito Nacional, Ensanche Naco, zona de alta densidad poblacional por sus grandes torres y edificios residenciales, Posee una extensión superficial de 740m2 de lote, y 2,900mt2 de construcción, distribuido en cuatro niveles; un nivel (-1) en parqueo soterrado; primer piso, la nave principal es de doble altura, transmitiendo la sensación de reverencia y humildad, que nos lleva a reconocer la majestuosidad del todo poderoso, con un mezzanine; y el último nivel para diferentes áreas de apoyo, oficinas y salones de reuniones. El edificio integró los principios del diseño basado en la evidencia dentro de su estructura espacial, circulatoria y sensorial, en respuestas a las condiciones climáticas naturales, vinculando poéticamente a los usuarios con el entorno urbano.
Es un edificio de corte vanguardista, que satisfice todas las necesidades de orden funcional y estética, cuyo concepto de la envolvente perdurará en el tiempo y está íntimamente relacionado con el logo de la iglesia adventista a nivel mundial. El cual nos sirvió de referencia, al utilizar la convexidad de las curvas en su fachada frontal y laterales, su entablamento para dar la sensación de zigzag y que análogamente hiciese referencia a este, convirtiéndose en un hito de referencia urbana, además procuramos pretender inspirar originalidad, complejidad y exuberancia, logrando extrapolar los planos convencionales de la morfología de sus fachadas, dándole una nueva gramática tectónica, para impulsar su transformación programática alrededor del edificio.
El sistema de fachadas ventiladas se mapearon sobre las superficie exteriores, para permitir la iluminación difusa del edificio y el sombreado solar pasivo, logrando así una obra de estética refinada, que niega la concepción común que hace de los templos un edificio hermético y cerrados para proyectarse como un sitio transparente moderno y eficiente.
La disposición de los espacios obedece sobre todo a una voluntad de representar de modo claro y formal, el proceso lineal de la relación Dios–criatura. El proyecto buscó proponer una posibilidad arquitectónica para un modelo de entrega que cumpliera con el programa funcional, como línea de base y elevara la experiencia de adoración dentro de una estructura contextual influyente.
Los espacios interiores borran sus bordes y reciben luz natural y artificial suavemente por medio de las aberturas que penetran a través de los cristales de la envolvente del edificio, y a la vez invitan a la integración y participación del público circundante, creando una experiencia sensorial que se potencializa por el uso del color blanco, que se extiende sobre el piso de mármol y se proyecta por las paredes y techo, envolviéndonos en un ambiente de solemnidad y reverencia. El uso de grandes bloques de mármol blanco en el pódium, dan la sensación de majestuosidad y pureza, sirviendo de guía visual entre el pódium y los techos de la nave central.
Los interiores fueron diseñados para monumentalizar el templo, creando espacios puros, austeros, libres de contaminantes visuales, y así lograr que las personas tengan una experiencia de adoración trascendental que extrapole entre lo físico y lo espiritual.