BAQ2018 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
CHILE |
Autor: Edward Rojas Vegas. |
En el Archipiélago de Chiloé hemos aprendido que la arquitectura es un hecho colectivo, que busca equilibrar en el espacio la lógica del encargo, con la lógica de la obra y la lógica del lugar. En este caso el encargo era aportar nuestra experiencia asesorando el diseño de la Iglesia San José Carpintero de Vodudahue, nombre y patrono elegido en un taller participativo por parte de la Comunidad del lugar que vive dispersa en medio de la cordillera inundada, la que la Fundación Alerce 3.000 busca congregar y acoger con la construcción de la Iglesia.
Esto nos llevó a ser partícipe de una época cultural y arquitectónica, que tuvo como estrategia emplazar la iglesia de manera fundante en la placeta, una explanada natural en la desembocadura del río Vodudahue al fiordo de Leptepu, recogiendo las lecciones de la misión circular, propias de la evangelización jesuita del Siglo XVI en el archipiélago.
Y como punto de partida la iglesia de Colo, siendo la más pequeña de las iglesias patrimoniales del Archipiélago de Chiloé, porque sus medidas y proporciones son apropiadas para la comunidad del lugar y porque este referente permite recrear el sistema tipo mecano de la Escuela de las Iglesias de madera de Chiloé del Siglo XVIII, compuesto por más de 25 ensambles y empalmes de maderas nativas provenientes de la Selva Fría, realizado con herramientas artesanales , el que se actualiza, y se ejecuta con herramientas modernas, preservando un conocimiento artesanal, transmitido a los carpinteros de lugar por carpinteros chilotes que han trabajado en la restauración de las 16 iglesias que son Patrimonio de la Humanidad de Chiloé, que hacen posible materializar en pleno Siglo XXI una obra sustentada en la arquitectura pre existente, y por lo mismo la obra fue una verdadera escuela de carpinteros y mueblistas, que los convirtió en maestros mayores, que nos dejan como legado una Iglesia, que es un verdadero manual de conocimientos.
Ella tiene como punto de llegada, ser una obra que se hace parte del lugar, que asume su contemporaneidad y su propia identidad. Se reviste con tejuela de alerce propia del lugar, a partir de una “fertilización cruzada“[i] que involucra el cruce de experiencias, la elaboración de un buen levantamiento crítico de la iglesia de Colo, el traspaso de conocimientos de los carpinteros chilotes a los de la Región, la participación de la comunidad que decide el recorte de tejuelas, el diseño de las bancas, la elección de las imágenes religiosas y del santo patrono. Así como, la incorporación de las tecnologías de la modernidad, eficiencia térmica, climatización, iluminación, acústica, protección contra el fuego y una cubierta de cobre para preservarla en él tiempo.
Ella considera también la inclusión de nuevos conceptos arquitectónicos y artísticos, permitiendo así que los bellos retablos pintados de colores de la iglesia de Colo sean recreados por los ebanistas del lugar, siendo esta vez pintados de manera primorosa con los colores de las distintas maderas nativas, siendo contrapunto y soporte de las imágenes policromadas elegidas por la comunidad creadas en madera en España, o el poder subir desde el coro- donde se emplaza la ventana vitral que ratifica la identidad de la obra, por el corazón de la torre, donde una bella escalera caracol de madera de mañío laminada elaborada artesanalmente, nos lleva al nivel de la campana fabricada en Inglaterra que tiene impreso el nombre de la iglesia, y salir a un mirado- de acero inoxidable- al paisaje de montañas nevadas, cielo y mar de la cordillera austral, que nos sumerge en toda la inmensidad y belleza del lugar, paisaje que la extraordinaria pintura de la bóveda recrea y exacerba, convirtiendo a la Iglesia de Vodudahue en una experiencia arquitectónica única, trascendente y emocionante, como lo es el haber sido parte de su materialización.
Premio Nacional de Arquitectura 2016