PREMIO PANAMERICANO | ARQUITECTURA MINIMA
Autor/es:
UNAM – Facultad de Arquitectura – Judith Meléndrez Bayardo – Fernando Rivas Ladrón De Guevara – Antonio Plá Pérez – Julio Gabriel Konzevik Cabib – Lorna Maria Velazquez Juarez – Pedro Quiroz Michel – Aisha Itzel Cervantes Muñoz – Mitzi Carolina Erasto Cisneros – Paulina Sevilla Lagunas – Jorge Mario Varela Polo – Daniela Alejandra Vega García – Ana Luz Chamú Muñoz – Jose Antonio Olivares Segura – Diego Lopez Montiel – Enrique Graue Wiechers – Marcos Mazari Hiriart – Leda Duarte Lagunes – Alejandro Espinosa Pruneda – Maria Del Carmen Mota Espinosa – Sai Proyecto Y Construcciones S.A. De C.V – Jose Neil Bahena Figueroa
Surge de un pedido de ampliaciones y mejoras a veintitrés escuelas indígenas de la zona de montaña de la Costa Chica de Guerrero. Todas ellas adscritas al Proyecto 50-50 Guerrero, un sistema educativo pionero en México que consiste en una educación bilingüe intercultural y de doble inmersión. Allí no solo se estudia la lengua natal, en este caso el ñomndaá, como una materia más, sino que se la entiende como un reconocimiento de su identidad cultural y su medio ambiente. En tal sentido el proyecto de arquitectura se sumó a este proyecto de resistencia cultural.
El pedido de mejoras a las autoridades de la Facultad de Arquitectura de la UNAM dio pie a un ejercicio académico que buscó que estudiantes y profesores se vinculen con la realidad sociocultural de comunidades marginadas.
Para cumplir el compromiso establecido con la comunidad, al menos con una escuela, se dio continuidad al trabajo más allá del ciclo escolar por medio de la apertura de un programa de servicio social.
La nueva estrategia del proyecto se desarrolló en base a las siguientes premisas consensuadas con la comunidad: 1- Consolidación de laderas erosionadas; 2- Mejoramiento de las condiciones de habitabilidad; 3- Mínima intervención y en las zonas ya impactadas; 4- Generación de centralidad y articulación del conjunto y 5- Recuperación de las tipologías y sistemas constructivos tradicionales.
La presentación del anteproyecto a las autoridades del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED) y su aprobación se concretó en el convenio de colaboración con la Coordinación de Vinculación y Proyectos Especiales de la Facultad de Arquitectura.
Primeramente, el proyecto de intervención puso en valor el propio territorio frenando el deslave y la erosión del suelo con muros de contención de mampostería. La cuestión del clima tropical, cálido húmedo, fue abordada desde la lógica tradicional, sombra y ventilación cruzada, en este caso con la construcción de una doble cubierta que funciona como escudo solar que para la radiación y que deja salir el aire caliente antes de que entre a las aulas.
La generación de centralidades y la recuperación tipológica fue abordada con la creación de espacios intermedios y no curriculares. Los pórticos y sus cubiertas ligeras permiten armar un patio y dar unidad al conjunto.
En su construcción, se buscó usar materiales tradicionales para reducir el transporte y la consecuente huella de carbono, no depender de mano de obra especializada, reforzar la economía y actualizar las tecnologías locales.
A los padres de familia le interesaba tanto las mejoras a la escuela como conseguir empleo en la obra o bien ser proveedores de los materiales, tal como sucedió como el tabique de barro cocido y la roca para los muros de contención mismas que salieron de sus propios terrenos.
El uso de prototipos supone una respuesta automática a preguntas no realizadas, evita el proyecto, desprecia el territorio, borra y desplaza a las culturas locales. Esta intervención, aunque modesta e inconclusa porque el proyecto, es claramente una enmienda a la manera en que construye el Estado.