BAQ 2012 |
CATEGORÍA HABITAT SOCIAL Y DESARROLLO |
ECUADOR |
GOBIERNO AUTÓNOMO DESCENTRALIZADO DEL CANTÓN CUENCA, FUNDACIÓN MUNICIPAL EL BARRANCO |
El proyecto para la calle Rafael María Arízaga, comprendida entre la Av. Huayna Cápac y la calle Padre Aguirre, fue desarrollado por la evidente necesidad de recuperación de una de las vías con mayor valor histórico de la urbe; ya que esta calle fue por mucho tiempo el límite norte de Cuenca y la puerta de entrada desde las poblaciones vecinas.
La antigua «Calle Real del Vecino» se caracterizaba por ser un corredor comercial de la producción y venta del sombrero de paja toquilla.
El proyecto integral de recuperación contempló estudios de Arqueología urbana, Historia, Antropología, Sociología, Urbanismo y Arquitectura.
Históricamente, en la Colonia, la vía fue utilizada como el camino de entrada y de salida a Quito, capital de la Real Audiencia de Quito y cuando Cuenca deja de ser Corregimiento y pasa a convertirse en Gobernación, alrededor del año 1776, en la plazoleta de «El Rollo» se emplazó una picota con el León de Castilla, como advertencia en el cual se ajusticiaban a los delincuentes, símbolo de la corona ibérica.
La antigua Calle Real del Vecino fue además, una vía en la que se produjeron importantes hechos de la historia local; por ejemplo, en la época de las luchas alfaristas, en esta zona se dieron grandes combates entre las facciones liberales y conservadoras.
La intervención de la calle Rafael María Arízaga tuvo por objeto cambiar las infraestructuras deterioradas de agua potable, alcantarillado, energía eléctrica, entre otras y por ende mejorar radicalmente la calidad de vida de los moradores.
El proyecto contempló la necesidad de mejorar la base de la calzada, a través de la colocación de adoquín artesanal. Se produjo una ampliación de las aceras con piedra busardeada a un nivel ligeramente superior al de la vía.
Debido a la topografía escarpada del sector existen varios desniveles en las veredas que dan acceso a las viviendas; el proyecto al reducir la sección de la calzada, consigue ampliar las veredas y crear una nueva sin desniveles al pie de los accesos para brindar mejores condiciones de circulación al peatón y a las personas con capacidades diferentes.
El ancho de la calle propuesto es de 3.60m en los lugares de menor sección, 5.50m en los tramos más anchos. En los tramos cuya sección lo permite se ha incluido vegetación, y mobiliario urbano.
Se ha desarrollado un estudio específico para la iluminación y se han colocado lámparas en las fachadas de las edificaciones; además se implementó un proyecto de adecentamiento de las mismas.
La intervención ha dado un cambio radical a este sector que por años fue catalogado como zona roja y que en la actualidad al mejorar las condiciones de infraestructura, de iluminación, seguridad y con la participación activa de la población se ha logrado devolver a la ciudad una vía histórica en óptimas condiciones y al servicio de la comunidad.