BAQ 2010 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
ECUADOR |
ELIZABETH PRADO |
LA VISIÓN DEL LIBERTADOR
El concepto inicial se baso en la idea de generar espacios funcionales de carácter moderno. El segundo desafío fue, entregar oficinas iluminadas todas ellas con luz natural aprovechando la espectacular vista de Quito y por último, una volumetría que sea una fuerte imagen corporativa a través de su arquitectura.
En base a los anteriores parámetros, surge un edificio de 15 Niveles de oficinas y 5 subsuelos de estacionamientos, conformado por un gran hall de ingreso a doble altura es aquí donde la imagen corporativa hace su primera aparición en el Lobby de entrada, un espacio acogedor de aspecto moderno y colores sobrios; se destaca un mural abstracto que representa la libertad del ser humano y un surgimiento a una nueva vida, de ahí el nombre del edificio. Luego hace su presentación el hall de ascensores para llevarnos por medio de la circulación vertical a cada una de las oficinas amplias y cómodas. En el piso 16 se encuentra un Auditórium para 120 personas, que es un espacio flexible para adaptarse a diferentes actividades, es así que sirve como sala de reuniones, conferencias, eventos varios, etc, aquí también se ubica una sala de estar para descanso y relax y con conexión con esta área esta una elegante cafetería vinculada a un espacio abierto para así escapar de la rutina y el estrés del trabajo.
En la concepción del proyecto se realizo el estudio de todas las fachadas, con la iniciativa de darle a cada una de ellas elementos importantes que resalten la riqueza del conjunto donde se destacan varios elementos. Su fachada frontal destaca un cortain wall curvo, complementando las volumetrías.
Las paredes transparentes crean un espacio diáfano. Todos los espacios son muy luminosos, no hay rincones ocultos para el sol, que se cuela a través de las fachadas vidriadas.
Un elemento que representativo dentro del proyecto es la relación visual existente desde las oficinas con su entorno natural, representado por el parque la Carolina y la cordillera Andina, hacia el occidente de la ciudad.
La incorporación del mobiliario interno ha sido con toques de modernismo y funcionalidad, además complementándose con beneficios de servicios tecnológicos indispensables en los actuales momentos. La domótica y la inmótica están presente en cada uno de los espacios.
El Libertador aporta con espacios acogedores e impactantes, basándose en la premisa de que la oficina es como una segunda casa en donde se vive la mayor parte del tiempo.
Es así, que se ha convertido en un proyecto referente del urbanismo del sector de La Carolina. El volumen rompe esquemas arquitectónicos existentes dentro del entorno, por la conjugación de líneas curvas y rectas que impresiona los sentidos, dejando la satisfacción de crear edificios que aporten al paisajismo de Quito.