BAQ 2016 |
CATEGORÍA HÁBITAT SOCIAL Y DESARROLLO |
MÉXICO |
JUAN GARDUÑO, ALBERTO MAOUCHI, HANS DUER, MARÍA JOSÉ ROBLES, ALUMNOS ITESM CAMPUS QUERÉTARO |
El proyecto dignifica y funcionaliza una cancha de fútbol llanera, pero en su proceso contribuye a limar los conflictos internos de la comunidad cuando las partes en cuestión trabajan juntas por un mismo fin. El proyecto con muy bajos recursos utiliza tarimas donadas, una estructura simple de metal y las piedras del lugar para la construcción de unas gradas simples. A pesar de los altos índices de delincuencia en la zona el proyecto se mantiene 90% intacto después de 3 años.
La colonia Menchaca II se encuentra en la delegación Epigmenio Gonzáles a unos metros de la Intervención en Mujeres Independientes. La colonia se forma hace más de 20 años como asentamiento irregular donde las casas de cartón y lámina que entonces poblaron el cerro, son ahora viviendas de tabique en calles empedradas y con todos los servicios. Menchaca II, sin embargo, es considerada como una colonia de altos índices delictivos. Al contactar a la comunidad, ésta propone intervenir en la nueva cancha de fútbol, donde además de las porterías y unas luminarias fuera de operación. Lo único con lo que se cuenta es con tierra y piedras. La cancha, ubicada en el límite de la comunidad, es el producto de un conflicto interno de los habitantes de Menchaca II.
Un grupo de miembros de la comunidad, quienes se autodenominan “la Liga”, organiza torneos de fútbol y lucra con el terreno municipal en el centro de la colonia. En el 2011, un grupo de colonos encabezados por doña Chela gestiona fondos federales para la mejora del espacio público y se construye en la cancha un proyecto que incluye dos canchas de fútbol más pequeñas debido a la pendiente, juegos para niños y equipo de gimnasio para hacer ejercicio al aire libre. “La liga” intenta detener el proyecto y lanza amenazas contra el grupo de doña Chela, pero finalmente negocia con el municipio y consigue que se construya la nueva cancha de tierra y piedra descrita anteriormente.
Para el diseño del proyecto, la comunidad pide principalmente sombra y espacio para sentarse. Adicionalmente por parte del taller, a los alumnos se les pide que en el proyecto piensen en los grupos minoritarios de la colonia. La propuesta seleccionada propone una gradería hecho con sacos rellenos de tierra y cemento, con una cubierta a base de una estructura metálica y tarimas recicladas. Por su inclinación, la cubierta además de proteger a los espectadores durante los partidos de la mañana, proyecta una sombra en la tarde para albergar programas comentarios como aerobics para adultos de la tercera edad, juntas de apoyo para jóvenes con adicción, área de juegos para niños, entre otras.
La construcción se realiza en partes y con el apoyo económico y físico de la iglesia mormona. En una primera etapa se construye en un día las gradas con jóvenes y voluntarios que mezclan la tierra con el cemento, llenan los costales, los cosen y acomodan. A escasas tres semanas, los costales están rotos y antes de poder reclamar a la comunidad, se descubre que el sol quemó el tejido plástico y los sacos se rompen con tan solo tocarlos. Ya sin presupuesto, el proyecto se adecua a los recursos existentes: las piedras del sitio. Ya sin presupuesto, el proyecto se adecua a los recursos existentes: las piedras del sitio. En Menchaca II se aprende que el taller activo no solo contribuye con las comunidades al dignificar y reaprovechar espacios, sino a mediar las fricciones existentes en la comunidad. Sin abanderamientos políticos ni agendas ocultas, el taller activo ofrece un espacio donde los vecinos en conflicto trabajas por un beneficio común.
A más de dos años el noventa por ciento del proyecto sigue en pie y es utilizado intensamente durante los fines de semana para los partidos de fútbol. Entre semana no sucede igual y los programas complementarios para los grupos minoritarios requieren de una mayor estructura para echarlos a andar.