PREMIO PANAMERICANO | ARQUITECTURA MINIMA
Autor/es:
Mínimo Común Arquitectura – Arq. Sergei Jermolieff Merlo – Arq. Solano Benitez Burró – Arq. Veronica Villate Gneiting – Arq. Hassan Yaryes – Arq. Paula Galeano – Arq. Jaime Olmedo – Arq. Juan Salvaré – Guillermo Velilla
Obra: Oficinas Nordeste Curuguaty.
Superficie: 200m2.
Estudio: Mínimo Común Arquitectura.
Fotografía: Daniel Ojeda.
Nos llega el encargo de la construcción de unas oficinas. En Curuguaty un lugar a 350 km de la capital, Asunción, en una zona agrícola y ganadera. El dilema de cómo construir en medio de la nada.
Intentaremos ordenar los procesos en 5 ideas, que reflejan la intención que tuvimos al proyectar.
1- Suelo: Lo primero, debíamos controlar el territorio de una manera sutil. Imaginamos una línea en el paisaje, que nos permita observar lo que pasaba a nuestro alrededor, protegernos de otros animales e insectos y protegerlos. Para lo cual hicimos un movimiento que nos permitiese estar a 1.5 metros del suelo, una plataforma.
2- Cubierta: Una vez conseguido el control sobre el territorio proyectamos una sombra. Como primera condición necesaria en un clima en el que los 45 grados centígrados son cosa de todos los días.
Una sombra que albergue a la propia construcción, dirija los vientos y acopie las aguas, para que en su propio proceso constructivo permitiese dar cobijo a los obreros y posteriormente salvaguardar la interacción de las personas debajo de la misma.
Una vez que entendimos la importancia de la sombra, pensamos en cómo podríamos realizarla, liviana y económica. Encontramos en los cabos un elemento muy eficiente.
La catenaria nos sonreía.
La estructura funcionaría como un diagrama de momento flector, los perfiles IPN en las puntas trabajarían solo a la compresión y los cabos a la tracción nos brindan 45 metros de luz con la simpleza de un trazo en el aire.
3- Materialidad: A la hora de construir las oficinas no teníamos muchas opciones de materiales, llevamos solo los que no se puedan destruir en el camino, hierros, cabos y cemento, los ladrillos, como tantos otros, nos lo proveía el terreno.
4- Parasol: Protegernos del sol y dotar a las oficinas de privacidad, desde el interior por proximidad entenderíamos el paisaje de otra manera y en el horizonte se perdería en las sombras el vivir cotidiano dentro de estos muros que ya no son.
Dicho parasol, fue construido del mismo material que las paredes, de tierra, lo que nos permitió borrarlo con un poco de agua quedando solo las líneas del mortero, como lo haría el paso del tiempo, devolvemos la tierra una vez más al suelo. A la vida.
5- Agua: Aprovechando la curva de la catenaria juntamos el agua de lluvia en un espejo, permitiéndonos reutilizarla, la bombeamos hasta el punto más alto de las chapas para luego distribuirla y así enfriar todo en un circuito constante de generación de un microclima fresco y húmedo, para humanos y plantas que tras el paso del tiempo terminaran tomando todo el proyecto.
Esta breve descripción, sincera y sin muchos preámbulos es nuestra declaración de amor y de intenciones para con el mundo, escrita en piedra o ladrillos o tierra, mejor dicho.