BAQ 2014 |
CATEGORÍA REHABILITACIÓN Y RECICLAJE |
MÉXICO |
CARLOS PATRÓN, ANA PATRÓN, ALEJANDRO PATRÓN |
El Pabellón 3E es el resultado de una intervención arquitectónica a una edificación satélite de 140m2 de construcción, ubicada dentro de una residencia de los años sesentas en una de las primeras colonias fuera del centro histórico de la ciudad de Mérida, Yucatán, México; dicha edificación era originalmente el pie de casa dentro del terreno vecino que los propietarios adquirieron, hace más de 40 años, con la finalidad de adaptarlo como recámaras para su numerosa familia; pasados los años, estas recámaras se convirtieron en cuartos de huéspedes. Ante la avanzada edad de los dueños, su dificultad para manejar escaleras y la falta de habitaciones en planta baja dentro de la casa principal, se tomó la decisión de adaptar el conjunto, con la finalidad de crear condiciones de habitabilidad óptimas con el mínimo de recursos económicos, por lo que el proyecto no maneja ampliaciones y se define estrictamente por las preexistencias.
La estrategia de intervención consistió en una reorganización de los espacios existentes, la dignificación y jerarquización del edificio, y la conectividad entre éste, la casa principal y la ciudad.
El programa arquitectónico considera una recámara, un baño, dos closet-vestidores, una oficina con acceso independiente y una terraza multifuncional para reuniones, que pudiera servir como recepción, sala de estar y cocineta-bar. En el esquema funcional, este último espacio vestibula los accesos a las áreas privadas y públicas, apoyándose de un nuevo patio interior, sustraído de la construcción original, que sirve de pivote para la circulación a través de la nueva organización de espacios.
En el análisis de la construcción existente se identificaron elementos que permitieron la implementación de una segunda piel que ofreciera confort térmico, privacidad y seguridad al edificio, y que a su vez sirviera como elemento integrador. Ésta se resolvió con una celosía de cemento vibro-comprimido realizada con moldes descontinuados de la época sesentera, pero hecha con la misma mezcla a base de cemento blanco con la que se realizaron la mayoría de los aplanados nuevos, de forma que el mismo material fuera mutando en su textura a través de toda la obra.
El traspaso al edificio intervenido implicó un replanteamiento de la forma en la que se relacionaba éste con la casa principal, donde se mantiene la cocina y las áreas sociales formales, así como con la accesibilidad desde la calle. Se crea un nuevo acceso peatonal que indica su jerarquía desde el exterior del predio con respecto al acceso original, y a través de él se llega a una plaza rodeada de vegetación en donde convergen la casa principal y el pabellón.
El proyecto de obra exterior triplica la superficie de áreas verdes, pues los espacios abiertos estaban pavimentados prácticamente en su totalidad.
Para reducir el mantenimiento, se utilizaron materiales con acabados aparentes, pigmentos integrados y óxidos.
La vinculación con el sitio se enfatiza a lo largo de la intervención con el uso de materiales regionales, la introducción de vegetación endémica y la selección de texturas y colores asociados a la cultura local, entre otros.