BAQ 2020
PREMIO PANAMERICANO | INTERVENCIÓN EN ESPACIO PÚBLICO Y/O COLECTIVO
MEXICO
Autor/es: TO Arquitectura (José G. Amozurrutia, Carlos Facio)
Colaboradores: Eric Valdez, Mariana Brito, Úrsula Rebollar, Álvaro Martínez, Ana Lu Villaseñor, Angélica Mota, Patricia García, Sergio Carbajal y Ana Elisa Vargas.
La Plaza de la Constitución en la Ciudad de México, mejor conocida como el Zócalo, es el espacio donde confluyen diversas fuerzas de la sociedad. Rodeada por oficinas gubernamentales y la catedral, es utilizada en manifestaciones políticas, conciertos y ferias de todo tipo. Cada año se organiza la Feria Internacional de la Cultura (FICA) donde alrededor de cien naciones son invitadas a participar con un stand para promover la cultura y tradiciones de su país. A través de un concurso abierto fuimos seleccionados en el 2018 para diseñar el pabellón del evento.
El proyecto, titulado UR, se inspiró en el desarrollo común de diferentes civilizaciones alrededor del mundo. Para los sumerios UR significaba ciudad, en latín dio origen al vocablo urbs (de ahí nuestra palabra urbe) y en las lenguas germanas es un prefijo que denomina el concepto de origen; una sílaba universal que representa algo esencial: hacer ciudad.
Con esta reflexión en mente, elaboramos un proyecto que surge de emplazar una semilla y replicarla en una retícula para formar un arreglo que libera las esquinas de la plaza y forma un sistema de ágoras techadas por amplias cubiertas que aportan sombra y ventilación cruzada a sus visitantes. El resultado final es un conjunto arquitectónico que remite al origen de nuestra ciudad, que subyace bajo el recinto pétreo del zócalo, un centro urbano conformado de calzadas, plazas y basamentos.
El sistema estructural responde a una lógica de distribución de esfuerzos, que permite librar claros de 400m2 sin apoyos intermedios. Cada pieza del sistema es esencial y se articula con las demás de manera que el pabellón se puede armar y desarmar con facilidad. Como una manta huichola, un tejido maori o un mandala tibetano, el conjunto de las estructuras cobija el flujo de gente desde y hacia todas las direcciones, con espacios de tránsito y demora, otorga múltiples opciones de recorrido y permanencia. Su arquitectura se teje entre velas y tensores, forma un tensegrity, cuya definición mecánica es “islas de comprensión en un mar de elementos a tensión” que hace que la arquitectura flote.
Como un barco que llega para anclarse un momento y retirarse, el pabellón por primera vez en la historia de la feria tiene segunda vida. Las cubiertas de los pabellones se han convertido en espacios polivalentes como: centros de acopio, albergues temporales o talleres en el marco de los sismos que han afectado ha llevado a sus últimas consecuencias gracias a la suma de esfuerzos de diferentes asociaciones, despachos y oficinas gubernamentales. Los módulos se han instalado y se encuentran en uso en el Faro de Tláhuac en la Ciudad de México, en el Centro Comunitario Ocuilán de Arteaga en el Edo. México y en colaboración con el Estudio MMX en la Plaza de la Iglesia de Agua Verde en el Estado de Nayarit.