BAQ 2016 |
CATEGORÍA DISEÑO ARQUITECTÓNICO |
ARGENTINA |
ESTUDIO CAMPS&TISCORNIA, OPI MAZZINGHI, TISCORNIA, MARIANO TISCORNIA, CAMPS, CARLA LEGNAZZI, MARINA GONZALEZ |
Los edificios Quartier, constituyen una serie extensa de propuestas residenciales proyectadas en su totalidad por el Estudio, para un mismo desarrollador. Desde 1992, se han construido 17, y este que presentamos, es el último terminado. En común estos proyectos no presentan ni una unidad tipológica, ni una identidad formal, sino que mas bien constituyen una incesante búsqueda de soluciones residenciales de distinta escala.
Son sus características más salientes la eficiencia de las plantas, le sobriedad de la imagen y el recurso a soluciones constructivas simples y económicas en el sentido más amplio del término. A esta impronta general se suman también la atención a cada situación particular que dicta tanto el entorno natural, como el urbano.
Este proyecto presentó características únicas por incluir la obligación de preservar dos inmuebles existentes en el predio. La volumetría del edificio ya estaba definida por un proyecto anterior, pero destinado a oficinas. Con esta premisa iniciamos el trabajo, que además presentaba un particular emplazamiento, sobre uno de los bordes de la Ciudad. Una zona que en los próximos años será beneficiada con una masiva intervención por parte de la Ciudad de Buenos Aires, que seguramente consolidará su ya su excepcional ubicación.
Los dos edificios que sabiamente se obliga a conservar son de la autoría de Fermín Bereterbide, realizados en 1923 y tuvieron como primer destino el de ser alojamientos para miembros de la Policía Federal. Es importante señalar que, al momento de comenzar los trabajos, se encontraban en un total abandono y en un estado próximo a la ruina.
La obra nueva, cuya existencia hace posible la permanencia de la vieja, debió afrontar tareas ciclópeas con el fin de mantener suspendidas las derruidas casas, mientras se construían los subsuelos. En uno de estos edificios, ahora remozados, se desarrollarán los amenities del conjunto, mientras que el otro será destinado a local gastronómico, al que también se accederá directamente desde el conjunto. En el medio de las dos casas se dispondrá la pileta de natación, que reforzará el eje de la composición y conformará un importante elemento paisajístico.
A la nueva torre se accederá desde la calle Azopardo, a través de un hall de altura múltiple, que se define con la intención de reducir el impacto con los edificios originales. La resolución de este espacio de acceso, de inusuales dimensiones, constituye uno de los desafíos del proyecto al que se enfrentó construyendo una caja vidriada dentro del mismo. El fuste del edificio se plantea como un gran arco de hormigón, que remata diluyéndose en un a columnata final. La disposición del edificio privilegia las vistas hacia el río y al sur de la ciudad, cerrándose parcialmente hacia la vecina torre de Telefónica.
Es importante señalar que la disposición de los edificios en la planta baja liberará amplias zonas que permanecerán abiertas al espacio público. Es la intención del proyecto generar un mayor uso peatonal, del que el barrio adolece hoy, preparándose para recibir las futuras intervenciones en la zona.