BAQ 2018 |
CATEGORÍA REHABILITACIÓN Y RECICLAJE |
CHILE |
AUTORES: Jorge Nueto Pujol, Tadea de Ipiña Mariscal |
En 1872 el arquitecto italiano Eusebio Chelli es contratado por Maximiano Errázuriz para construir una de las mejores casas de Santiago de Chile. Hoy se conoce como el Palacio Errázuriz situado a la orilla de la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins. En 1941 el Gobierno Brasileño adquiere el Palacio convirtiéndolo en la residencia del Embajador. Brasil decide entonces levantar además un nuevo edificio para emplazar allí su Cancillería. Este nuevo edificio intenta dialogar con el clasicismo italiano del Palacio, se acerca a sus órdenes y ritmos. Posteriormente la diplomacia brasileña, que demanda más espacio, construye otro volumen en 1971.
El resultado de todas estas intervenciones y ampliaciones en el entorno del Palacio provoca una falta de jerarquía en la importancia de cada edificio, que confunde lo original con la copia, lo histórico con lo nuevo y lo público con lo privado. Esta manera de observar la problemática lleva a que el objetivo del nuevo proyecto, se enfoque en trazar un límite que independice de manera clara la residencia del Embajador de las oficinas diplomáticas, el Palacio de la Cancillería y a su vez enmarque y jerarquice cada elemento nuevo y existente. Éste nuevo límite debiera presentar una permeabilidad visual y unas cualidades variables, sensoriales y de uso, para permitir a todos los usuarios disfrutar de su entorno, un jardín que fue referencia en la alta sociedad chilena del siglo XIX y principios del XX.
Ese límite se consolida en forma de piel de madera permeable para conectar el interior con el exterior, independizando a su vez el carácter público de las oficinas con el privado de la residencia. La piel, dialoga con el jardín y por ello se adapta a sus condiciones topográficas y a la posición de la flora existente y unifica los nuevos volúmenes construidos para cumplir con las nuevas necesidades programáticas.
La geometría del límite resultante crece en espesor para convertirse en habitable y formar nuevos espacios que cualifican el edificio entre el interior y exterior.
Este espacio intermedio es un espesor en el límite con cualidades fungibles, variables e inestables que entrega al interior de las oficinas partes del jardín y en el que las estaciones climáticas y los usos van cambiando. Estos patios del espesor del límite actúan de forma pasiva en el acondicionamiento climático del interior de las oficinas
El límite en la parte del conjunto en la que se encuentra el Espaço Cultural Thiago de Mello, continúa enmarcando el Palacio y en su espesor se producen las cualidades variables y modificables de su programa cultural.
Se respeta la envolvente existente sin alterar su función escénica en el acceso y se vacía su interior. La acción de des-densificar el muro hace posible apropiarse de un lugar sin inventarse un material, genera el espesor que se habita al introducir una estructura metálica que se diferencia y se separa de lo existente para albergar el nuevo uso. Con esta parte del programa de carácter público, el Gobierno de Brasil busca no sólo recuperar el pabellón anexo al Palacio, sino transformar y recuperar también su entorno, altamente deteriorado y vulnerable.