BAQ 2018 |
CATEGORÍA HÁBITAT SOCIAL Y DESARROLLO |
PERÚ |
AUTORES: Sofia Rodriguez – Larrain, CENTRO TIERRA – CIAC – PUCP, Sofía Rofríguez – Larraín, Julio Vargas Neumann, Silvia Onnis, Susana Biondi, Marin Wieser, Silvana Loayza, Jessica Alvarez, Giuseppina Meli, Mercedes Alvariño, Cecilia Jimenez |
Durante los años 2014 y 2016 se diseñó y construyó el Prototipo de Vivienda Altoandina en la Comunidad de Orduña, Puno (4765msnm), en el marco del proyecto “Transferencia tecnológica para la mejora de la salud, confort térmico y seguridad (gestión de riesgos) en la vivienda de zonas de clima frío intertropical de altura, aplicada al hábitat altoandino de la región Puno”. Proyecto financiado por el Concejo de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), y desarrollado por el grupo de investigación Centro Tierra.
El prototipo de vivienda se construye en base a un diseño bioclimático y sismorresistente. Lo cual ha sido validado a través del monitoreo térmico y constructivo que se viene realizando actualmente.
Para el clima altoandino, con el objetivo de mejorar el funcionamiento bioclimático de la vivienda para reducir los problemas de enfermedad y mortandad durante el periodo de heladas, se persiguen dos metas: (1) reducir al máximo las pérdidas de calor, y (2) aprovechar la alta radiación solar constante durante todo el año en esta región.
Durante el proceso de diseño, se hizo análisis y pruebas de características aislantes de materiales naturales de producción local, como alternativa sostenible al poliestireno expandido. Se optó por la totora, por su ligereza, excelente aislamiento, superávit de producción del material, y elaboración local tradicional de “quesanas” (colchones tejidos de totora en medidas estándares de 1.35 x 2.00 x 0.05m) por las comunidades del lago Titicaca.
Sumado a esto, se realizó simulaciones térmicas utilizando el software Design Builder, para determinar el mejor diseño y composición del prototipo, pensado como vivienda demostrativa y a la vez módulo de mediciones para la recolección de datos que permitan el perfeccionamiento de la propuesta.
Una vez encontrado el modelo de vivienda más eficiente, gracias a un diseño participativo con la comunidad, se eligió respetar la orientación tradicional de las casas del altiplano: con la puerta hacia el Este, hacia el sol de la mañana. De este modo se emplaza y organiza el proyecto, con un módulo central por el que se ingresa, que funciona como esclusa térmica y que distribuye a dos habitaciones, una a cada lado, cada una con una ventana principal también al Este, pero sin puerta de acceso exterior para evitar la pérdida de calor.
Los muros se construyen de adobe, con un refuerzo sismorresistente de una malla reticulada hecha de driza de nylon (sistema desarrollado y probado por la Facultad de Ingeniería Civil-PUCP que integra la norma sismo resistente de tierra E:080), cuyo correcto funcionamiento fue validado en diciembre del año 2016 al ocurrir un sismo de 6.3 grados en la escala Richter con epicentro localizado en la comunidad de Orduña. Este prototipo de vivienda construido en la misma comunidad resistió muy bien el sismo, presentando algunas fisuras superficiales mientras que las viviendas de los alrededores colapsaron o quedaron inutilizables.
Por el lado interior se reviste los muros y techos con quesanas de totora, que no sólo ha probado su capacidad de aislante térmico, gracias a análisis de laboratorio en la PUCP, sino también es compatible con el adobe, ya que permite que este material respire y evita condensaciones al interior del muro.
En lo que se refiere a los vanos, las ventanas se acompañan de contraventanas que al igual que las puertas, se hacen contraplacadas y con aislamiento de lana de oveja, producida localmente por los mismos pobladores y de menor valor que la fibra de alpaca.
La esclusa se abre cenitalmente a los rayos solares con una claraboya, que busca calentar el aire y la masa del suelo para transmitir por convección este calor a las habitaciones, las que de noche cerrarán sus puertas para evitar perder el aire caliente por esta claraboya central.
Por último, en una de las habitaciones se agrega el único sistema activo que acompaña la edificación: un panel solar colector térmico a base de aire, que es impulsado por un pequeño panel solar fotovoltáico, generando durante el día un ciclo convectivo que calienta un volumen de piedras al interior de la habitación, las que durante la noche emitirán este calor almacenado.
Todo este proyecto se ha realizado de manera participativa, con una colaboración muy estrecha entre el equipo de la PUCP y la comunidad de Orduña. El aprendizaje ha sido en ambos sentidos y el resultado es hasta el día de hoy monitoreado y analizado para continuar haciendo mejoras y poder así aportar los resultados para el mejoramiento de la vivienda rural en el altiplano peruano.
Se ha cuidado mucho que las decisiones de diseño tengan en cuenta no sólo aspectos estructurales y térmicos, sino también implicancias sociales y culturales, en el uso de materiales, recuperación de saberes constructivos, e incorporación de nuevas tecnologías que sean apropiadas y económicamente viables.
La construcción del prototipo es sólo una parte del proyecto integral, que abarcó (1) el mejoramiento de viviendas existentes, en las que se restauraron y mejoraron techos tradicionales de ichu, recuperando una práctica casi perdida en la actualidad; (2) el reforzamiento estructural de muros de piedra existentes, el mejoramiento del piso para evitar el paso de la humedad al interior de las viviendas, entre otras cosas.
Consideramos que todos estos son aportes valiosos para mejorar la calidad de vida de nuestra población rural del altiplano y a la vez revalorar sus costumbres y mejorar la percepción de sí mismos, lo que lleva a una revaloración cultural fundamental en nuestro país.