BAQ 2014 |
CATEGORÍA HABITAT SOCIAL Y DESARROLLO |
FRANCIA |
LAURENT SALOMON,JUDITH ROTBART-SALOMON |
Corea, “país de la mañana tranquila”, estableció un pacto intemporal con la naturaleza. La arquitectura es allí su contemplación y al mismo tiempo su celebración. Lo esencial de esta cultura se aprecia en los templos colocados sobre las colinas y las montañas, o en los palacios dispuestos a sus pies. Los primeros abrazan el paisaje cercano, mientras que los segundos la interiorizan y la enmarcan.
Los pueblos tradicionales, llamados ma-eul, con la densidad de sus construcciones estrechas y transparentes, restituyen estas dos situaciones de dominación y de interiorización, es allí que se fusionan con el paisaje. A su escala, cada una de las casas del pueblo posee también estas mismas calidades.
Nuestro conocimiento y nuestro gusto por esta cultura nos permitieron imaginar las casas de Yangji, a la vez independientes y unidas las unas a las otras alrededor del centro colectivo. Quienes hibernan bajo la nieve y brotan en primavera, como los elementos de la naturaleza venerada que las rodea. Desde sus terrazas de madera, denominadas maru, cada uno puede meditar esta sensación muy característica a Corea de ESTAR EN EL MUNDO POR LA NATURALEZA.
El proyecto contiene 52 casas, dependiendo de 3 tipos diferentes. Dispuestas en un terreno en forma de teatro natural. Los 3 tipos son elaborados como 3 variaciones sobre el tema de la casa tradicional coreana. Cada tipo es definido a partir de su superficie y a partir de su posición en este “teatro”.
Sobre la escena de este teatro se encuentra la casa común, destinada a las recepciones – con una sala de fiestas – y a los locales de gestión del condominio y de sus servicios.
El paisajismo de las partes colectivas alrededor de este centro y de las diferentes parcelas de las casas, son parte integrante de este proyecto. Es concebido por el equipo de arquitectos junto a una botanista local, que conoce perfectamente las plantas endógenas de Corea.
En la concepción de este proyecto, hay las casas más pequeñas y mas verticales, como soldados que velan sobre las crestas del terreno, las casas medianas, están a lo largo de los callejones que acompañan las curvas de niveles y se acceden por la parte baja, las más grandes que les hacen frente, pero más abajo, y se acceden por la parte alta. Mas allá del “modelo cultural” que las inspira, estas casas integran estándares de la arquitectura moderna: altura doble y espacio fluido, y los combinan afortunadamente con dos elementos locales: el carácter transformable de un espacio divisible por mamparas corredizas, y la delgadez edificada que permite ver, a través de lo construido, una continuidad de la naturaleza.
Estas construcciones implantadas en una topografía acogedora intentan jugar entre ellas, al mismo tiempo que la calidad de cada casa, la armonía del conjunto en el espíritu de estos pueblos locales que, en Corea, son a la vez el alma de la implantación humana y la raíz de toda urbanización.